Regionales

¿Cuándo es el momento oportuno para la cosecha de maíces tardíos?

El maíz de fecha tardía está ampliamente difundido en la región maicera argentina. Tener en cuenta qué pasa durante el secado a campo es clave para determinar el momento oportuno de cosecha y minimizar el impacto de las adversidades.

Desde hace una década, la inclusión de maíces de siembra tardía en la rotación ha ido en aumento en toda la región maicera argentina y, actualmente, ocupa más del 50% del área sembrada con este cultivo. La posibilidad de evitar el estrés por golpe de calor en el período crítico y la mayor probabilidad de capitalizar un régimen hídrico favorable, han sido los principales motivos referidos por asesores y productores a la hora de inclinarse por esta modalidad. Si bien desde el punto de vista de la oferta ambiental las fechas tardías suponen resignar rendimiento potencial (principalmente por menor oferta de radiación), el “piso” de rendimiento es mayor y en muchas regiones iguala o supera el de fechas tempranas. Sobre esto dialogó con Radiocampo el investigador de INTA, Facundo Ferraguti.

No obstante, las fechas tardías implican que el cultivo esté expuesto a mayor presión de plagas y enfermedades. En las últimas campañas, se observó que aún en híbridos con eventos transgénicos fue necesaria la aplicación de insecticidas para el control de cogollero (Spodoptera frugiperda) e isoca de la espiga (Helicoverpa zea).

En cuanto a enfermedades, a la prevalencia de roya (Puccinia sorghi) y tizón (Exserohilum turcicum) se han sumado enfermedades emergentes como: la roya polysora (Puccinia polysora) y el complejo de mancha blanca (Pheosphaeria maydis / Phoma maydis; Pantoea ananatis). Adicionalmente, se observa mayor incidencia y severidad de hongos de espiga debido, en parte, a las galerías generadas por las isocas y por el prolongado período que permanece el cultivo en el campo hasta ser cosechado.

Este último punto, es probablemente la mayor desventaja asociada a las siembras tardías y el que menor atención ha recibido desde que se consolidó esta alternativa productiva. Una vez que el cultivo cesa el llenado de grano (alcanza la madurez fisiológica), lo único que resta es perder humedad hasta que se decide la cosecha. En las siembras de primera esto no supone gran desafío ya que las condiciones climáticas son favorables para el secado, mientras que en el caso del maíz tardío esto puede prolongarse entre 60 y 120 días dependiendo de la combinación de localidad, fecha de siembra e híbrido.

Calidad y contaminación con micotoxinas

Este almacenaje y secado a campo tiene como principal objetivo reducir los costos de acondicionamiento y el flete. No obstante, es necesario comprender que esta práctica tiene consecuencias importantes sobre la calidad y la inocuidad de los granos e impacta en la salud de los animales y humanos que los consumen. En principio, los granos colonizados por hongos son castigados comercialmente, tienen menor valor como alimento (menos energía) y, además, algunas especies presentes tienen la capacidad de producir micotoxinas.

En producción animal, dependiendo de la especie y la categoría del individuo que se alimenta, la presencia de micotoxinas puede provocar una caída en el consumo diario, reducción de la ganancia de peso diario, aumento de la incidencia de enfermedades debido a que causan inmunodepresión, interferencia con la capacidad reproductiva, daño a órganos vitales y, en casos de intoxicación aguda, muerte del individuo. Adicionalmente, es frecuente que en las espigas de maíz coexistan más de un patógeno y sus respectivas micotoxinas. El resultado es un impacto negativamente sinérgico en la salud y productividad animal en comparación con los efectos individuales.

En el caso de los humanos, la ingesta crónica de algunas micotoxinas puede provocar efectos similares (malestar e inmunodepresión) como así también otras más preocupantes, que han sido señaladas por la FAO como un factor de riesgo que aumenta la frecuencia de algunos tipos de cáncer.

En estudios recientes, llevados a cabo en el marco del Proyecto de Inocuidad de producción de cereales y oleaginosas del INTA, se ha podido establecer que la cosecha con un mayor contenido de humedad (orientativamente entre 20-18%) aprovecha la fase de secado rápido del grano, permite un control oportuno de malezas otoño-invernales y, a su vez, reduce el deterioro de la calidad de grano. En este sentido, cabe destacar que la contaminación con micotoxinas en cosechas “oportunas” es comparativamente menor al período de secado extendido. También, la cosecha oportuna no necesariamente implica menor margen bruto ya que, en esas fechas, los precios internacionales suelen ser elevados, el precio de los fletes es estacionalmente bajo y el costo de control de malezas es menor que a la salida del invierno.

El maíz de fecha tardía es un cultivo que permitió recuperar, e incluso expandir, la superficie de esta gramínea en las rotaciones. No obstante, es necesario recordar que no sólo estamos produciendo un commodity: estamos produciendo alimento. Las micotoxinas presentes pueden afectar la salud de quienes lo consumen e impactar directamente en la producción animal. El monitoreo constante de micotoxinas y la disponibilidad de informes zonales es algo que actualmente no está materializado; en parte, por el elevado costo que implica y porque no es un tema internalizado en la cadena productiva. Cuidar la inocuidad de nuestro maíz es cuidar la salud de los consumidores y los mercados a los que apuntamos exportar nuestros granos.