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Integrar la naturaleza en entornos urbanos mejora la calidad de vida

El contacto con plantas y flores en espacios verdes tiene un efecto positivo en las emociones. Por eso, desde el Instituto de Floricultura del INTA Castelar recomiendan incorporar a la vida cotidiana jardines verticales, cuadros vivos y techos verdes.

Según numerosos estudios, las plantas y flores tienen un efecto positivo sobre las emociones y sensaciones de las personas. “Hoy, más que nunca, queda demostrada la influencia positiva que tienen las plantas y flores en la calidad de vida de las personas”. Así lo aseguró Daniel Morisigue –director del Instituto de Floricultura del INTA Castelar– quien, además las describió como “funcionales” y elementos “clave” en la urbanización post pandemia.

Para Morisigue, las plantas y flores no pueden ser vistas sólo como objetos ornamentales, dado que cumplen funciones socio ambientales clave. Es que, para el investigador, las plantas y flores influyen directamente en la vida cotidiana de las personas, mejoran su calidad de vida y benefician ampliamente sus emociones y sensaciones.

“Hay numerosos estudios que demuestran que los espacios verdes tienen un efecto positivo en el comportamiento social al generar bienestar y felicidad, calma y armonía”, indicó. A su vez, estos espacios verdes promueven la actividad física, el esparcimiento y el contacto directo con la naturaleza.

Y agregó: “Por un lado, tienen beneficios ambientales al mitigar el efecto de isla de calor urbano y, por otro lado, su efecto relajante permite reducir el nivel de estrés en el ambiente, lo cual mejora el paisaje urbano y lo hace menos agresivo”.

En línea con todo esto, hoy marcan tendencia los techos verdes, los jardines verticales, los corredores verdes urbanos y hasta los cuadros vivos en las ciudades que promueven la resiliencia.

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Morisigue: “Hoy, más que nunca, queda demostrada la influencia positiva que tienen las plantas y flores en la calidad de vida de las personas”.

La urbanización creciente demanda una conciliación

“El crecimiento urbano demanda una mayor planificación en la que se debe conciliar entre la infraestructura gris, propia e inevitable de las ciudades, con los espacios verdes”, detalló Morisigue al referirse al nuevo concepto de “ciudades verdes”.

En este sentido, indicó que la infraestructura verde contempla diversas escalas que van desde las plantas en los balcones, los jardines en las casas, los corredores, el arbolado público, las plazas y los parques, así como los espacios verdes en los periurbanos. “Todos los citadinos debieran tener acceso a estos espacios comunes a fin de disfrutar de sus beneficios”, reconoció el especialista en floricultura para quien el Estado cumple un rol importante en su preservación y acceso.

“Hoy estamos en contacto con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a fin de relevar los techos verdes, así como evaluar la posibilidad de analizar los datos de los sensores de la contaminación sonora y del aire en la ciudad y su relación con la infraestructura verde”, adelantó Morisigue.

Entre las diversas alternativas que tienen los citadinos de acercarse a la naturaleza, los techos verdes se ubican entre las más novedosas.

La naturaleza en casa

Entre las diversas alternativas que tienen los citadinos de acercarse a la naturaleza, los techos verdes se ubican entre las más novedosas. Se trata de espacios donde la cubierta vegetal es plantada sobre un sustrato de poca profundidad, livianos, los tipos extensivos generalmente no son accesibles y presentan un bajo mantenimiento sin suministro de riego artificial, con condiciones más silvestres que crean un micro ambiente propicio para la biodiversidad de especies.

La clave del éxito para un techo verde tiene cuatro pilares: la estructura edilicia, el sistema de impermeabilización, el sustrato y la elección de la comunidad vegetal.

A su vez, están los sistemas verticales tales como cortinas verdes o jardines verticales e, incluso, los cuadros vivos. Para los jardines verticales se pueden implementar con helechos nativos tales como Phlebodium areolatum, Microgramma squamulosa, Campyloneurum nitidum, y Niphidium crassifolium, entre otros, mientras que para las cortinas verdes se pueden utilizar plantas tradicionales trepadoras.

Fuente: INTA Informa

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