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La historia del artista plástico que se metió en el mundo de los caballos

Guillermo Suñe es artista plástico, luego de 40 años dedicados a hacer vitrales dio un giro en su vida y empezó a dedicarse a la cría de caballos. Nos cuenta su historia en Rivadavia Agro.

Guillermo Suñe es artista plástico y actualmente se dedica a criar caballos de la raza Apaalloosa. Vino a Buenos Aires a la exposición Nuestros Caballos, que reunió hasta el domingo a la industria equina y su ejemplar logró obtener un destacado premio.

Luego de 40 años dedicados a hacer vitrales dio un giro en su vida y empezó a dedicarse a la cría de caballos. En una charla jugosa con Rivadavia Agro nos cuenta como es su día.

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Nunca tuve una rutina, pero ahora mis días arrancan con el sol”, afirma Guillermo, quien vive actualmente en Achiras, un pueblo al sur de Córdoba y vino a Buenos Aires para participar de la exposición “Nuestros Caballos”, que se desarrolló en la Rural.

Cuenta que se despierta, mira el sol y desayuna un jugo de naranja sobre el pasto húmedo.

“Agradezco al sol que me ilumine”, afirma.

“Es como hacer un rito. Voy al galpón donde esta "Cortijo Tigre", mi caballo, el Apaaloosa”.

Guillemo vino a Buenos Aires con el padrillo para participar de la exposición “Nuestros Caballos”, que se desarrolló en la Rural del 28 de marzo al 2 de abril pasado.

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El artista plástico que un día invirtió en un caballo

Guillermo es porteño nació en Buenos Aires, pero todos los verano pasaba vacaciones en Achiras, Córdoba. “Desde chico quise tener un caballo, recuerdo ir con mis padres a las exposiciones rurales", confiesa y afirma que “cumplió un sueño”.

"Por eso lo compré, lo cambié por un vitró", comenta con un tono risueño.

"Cambié de vida, dejé de hacer vitrós, que es algo a lo que me dedico desde hace 40 años", sostiene orgulloso. "Cambié mi taller por un galpón con un box para criar caballos", confiesa entre risas.

Con mezcla de admiración y orgullo asegura que Tigre es un caballo muy dócil y que soportó 12 horas de viaje, el trayecto de la localidad del sur de Córdoba hasta Buenos Aires.

Qué se hace con un caballo a la ciudad

“El caballo es un reproductor, es un padrillo, y entonces más allá de la pasión la idea es vender servicio. El caballo premia a la yegua al vender ese servicio”.

El año pasado, una criadora de Río Cuarto a la que le contaron que Suñé tenía un caballo de la raza Appaloosa lo contactó para invitarlo a una exposición que se hacía en esa ciudad. Allí los expositores le insistieron para que participara de Nuestros Caballos.

Tigre acaba de ganar un premio por su contextura física y estaba por competir en el momento de la nota por pelaje. “Compitió en morfología y vino quien hacía la jura, lo juzgaron y le dieron la apremiación", afirma entre lágrimas.

“Cuando mencionaron a Cortijo Tigre no lo podía creer”, afirma. "Es un sueño hecho realidad”.