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Ledesma cierra un nuevo ciclo con un procesamiento industrial récord

Ledesma, uno de los 16 ingenios que hay en la Argentina (11 están ubicados en Tucumán, y el resto, repartidos en Salta y Jujuy), finalizará esta semana, después de 195 días de trabajo, la zafra de la caña de azúcar de este año en sus 41.000 hectáreas. La...

Ledesma, uno de los 16 ingenios que hay en la Argentina (11 están ubicados en Tucumán, y el resto, repartidos en Salta y Jujuy), finalizará esta semana, después de 195 días de trabajo, la zafra de la caña de azúcar de este año en sus 41.000 hectáreas. La producción total será de 3,3 millones de toneladas de caña, o sea, 20% de lo que se produce en el país.
“El promedio de rinde fue normal, entre 80 y 85 toneladas por hectárea. Hemos alcanzado las 95 toneladas por hectárea años atrás”, analiza Jorge Gómez, asistente de gerente de campo de Ledesma.

Una de las fortalezas de la empresa es que riega casi el 100% del cañaveral sembrado. El motivo es que no le alcanzan el agua de lluvia. La caña necesita 1.600 milímetros y en esta zona, las lluvias promedian los 800 milímetros por año. Y la particularidad es que las precipitaciones son estacionadas en el verano.

La mayor parte del riego es por gravedad (entre 80% y 90) donde los campos tienen una sistematización de trazados con pendientes controladas para que el agua pueda ingresar y distribuirse por los surcos sin llegar a velocidad erosivas.

Y el resto, por riego presurizado: aspersión tradicional, pivot central, avances frontales, y riego por goteo, todos los sistemas están presentes en las plantaciones. “Hay que ir avanzando a riegos más eficientes, como es el de goteo. Solo hay 1.000 hectáreas con este sistema”, evaluó Gómez.
Precisamente, el técnico remarcó que el 50% de los costos de producción de la caña es esta tecnología. El resto, se divide en el control de malezas y fertilización con nitrógeno y en los suelos que necesitan, con potasio.

“El principal flagelo de los cañaverales son las malezas. Las más complicadas son: grama bermuda, sorgo de Alepo, y últimamente, tupulo, una maleza muy agresiva” , apuntó.

Una vez cosechada la caña de azúcar, es transportada hacia la industria, que se encuentra en el mismo predio. Este año Ledesma procesará 4.100.000 toneladas de caña de azúcar, récord para la empresa: 3.340.000 toneladas fueron propias, y 757.000 toneladas de cañeros independientes y de los ingenios Tabacal y La Esperanza. Cabe recalcar que la capacidad de molienda de la industria es de 25.000 toneladas por día, por lo que se explica el retraso de la cosecha de este año que comúnmente comienza en mayo y finaliza los primeros días de noviembre, previo al inicio de las lluvias.

Después, una vez que ingresa la caña al trapiche para su procesamiento, se extrae azúcar y melaza para la producción de alcohol de los jugos de la molienda mientras que la fibra de la caña se utiliza para la fabricación de celulosa y papel.
La producción de azúcar neta de este año será de 361.000 toneladas, una cifra superior a la de 2015. La producción estimada de alcohol es de 93 millones de litros. De esta cantidad, 86 millones de litros se destinarán al mercado de bioetanol.

Asimismo, producirán 125.000 toneladas por año de papel: en esta planta producen resmas de todos los tamaños, bobinas y formularios continuos. Además, desde esta planta abastecen la fábrica que posee la firma en San Luis de encapados, de cuadernos y repuestos.
Proyecto Biomasa

Desde el 2003 que la empresa cosecha la caña de azúcar sin previa quema. La industria azucarera, en general, lo quema al cañaveral antes de la zafra para eliminar las hojas que complican el posterior proceso fábril. Pero en Ledesma, no.

El hecho de no quemar tiene como ventaja agronómica dejar cobertura para retener humedad en los suelos, limitar el crecimiento de malezas anuales (las que se propagan vía semilla) y con el tiempo, generar materia orgánica que se sume al perfil del suelo.

“Tiene la contraparte que aumenta la cantidad de impureza vegetales que llegan a la fábrica y se complica la extracción de azúcar. En el balance creemos que es positivo”, señaló Gómez. Por lo tanto, en el 2010 comenzaron a aprovechar la malhoja para usar como fuente de energía renovable.
”Lo recolectamos vía enfardado y luego se lo quema en calderas para reemplazar el consumo de gas natural”, describió.

Ledesma aprovecha el 50% del rastrojo ya que según el técnico, con este porcentaje no pierde el beneficio agronómico. ”La caña genera mucho bioamasa (25 toneladas por hectárea). No hay ningún cultivo que deje tanta cantidad. Si no se recoge, al otro año queda aun un 50% de rastrojo sin degradarse”, aseguró.

En total hacen 300.000 fardos por año de 500 kilos cada uno. De ahí que reemplazan el 20% del consumo de gas, lo que equivale a 30 millones de metros cúbicos.

Pero no es la única fuente de energía renovable: una parte de la fibra de la caña de azúcar va para producir papel y el otro porcentaje, energía eléctrica y vapor para el proceso fabril. Además, tiempo atrás comenzaron con 380 hectáreas de plantaciones de eucaliptos. A su vez, poseen una hidroeléctrica. En total, la matriz renovable es del 53% cuando el Gobierno Nacional exige a las empresas un 8%. “Para tratar el residuo de la vinaza hay un proyecto que está en estudio de desarrollar un biodigestor anaeróbico. Podría generar 17 millones de metros cúbicos de gas. Es el 12% del gas que consume Ledesma”, aseguró Miguel Ullivarri, Gerente de Medio Ambiente.

Por último, y para completar la frase del título “nada se pierde, todo se transforma", Ledesma mantiene un predio donde procesa todos sus residuos sólidos, y los prepara para la venta como material reciclable o para su disposición final. Esta unidad de negocio factura $ 7,5 millones