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“Quesos solidarios”: la iniciativa de una pyme láctea y un tambo que vuelve accesible un producto premium

La iniciativa de Lácteos Santa Fe lleva un producto premium que hoy no tiene mercado, porque habitualmente se vende a los restaurantes exclusivos porteños, a la mesa de muchos argentinos casi al costo.

Lácteos Santa Fe es una pyme láctea de esa provincia argentina que emplea a quince personas en la localidad de Amenábar, departamento de Gral. López, provincia de Santa Fe. Funciona desde hace 28 años pero es miembro de una empresa madre que cumplió 118 años. La firma santafesina se suma a las pymes solidarias de la cadena de alimentos.

La empresa vende sus quesos premium a los restaurantes de primera línea de Capital Federal, y vende su excedente de leche a La Serenísima. “Cuando empezamos a enterarnos de que todas nuestras empresas pares, las de un tamaño similar al nuestro, que procesan de 15 a 20 mil litros por día, estaban empezando a cerrar o despedir gente porque no tenían mercado, nos empezamos a preocupar”, cuenta Carlos Facht, presidente de la firma.

Nuestros principales clientes desde hace unos quince años, como La Parolaccia, Rosa Negra, Francesca, y otros restaurantes de alta gama, hoy no están pudiendo trabajar y cuentan con muchos empleados que están sintiendo esta situación. A la vez, el 90% de nuestra producción iba, hasta antes de la cuarentena, a ese mercado”, relata Facht.

Ahora, los restaurantes no están trabajando y la firma santafesina quedó con un mercado muy reducido. Ahí surgió la idea de hacer esa asociación con los intendentes de pueblos cercanos: Lácteos Santa Fe vende sus productos al costo, y las Municipalidades intervienen para controlar que el comerciante no remarque con más del 15%.

“Venimos viendo que en las góndolas muchas veces se dan abusos y los productos como el que nosotros producimos se venden 300% más caros. Nos parece totalmente injusto para la gente, que está pasando un mal momento. Por eso queremos llegar al consumidor con un precio justo”, dice.

Hasta ahora, la iniciativa marcha sobre ruedas: ellos venden el producto directamente al comerciante y este tiene un tope de quince porciento para remarcar. “Es una situación donde todos nos beneficiamos: nosotros mantenemos la fábrica en movimiento y la gente consume un producto de alta gama a un precio muy inferior del que está acostumbrado a ver en góndolas”.

Sería bueno que se contagien otras empresas de otros rubros y hagan lo mismo. Por ejemplo, que las industrias de productos básicos como los fideos, arroz, azúcar, yerba, pudieran lograr que lleguen al consumidor a menor precio y mantener su producción andando”, concluyó.