En la semana que pasó, el USDA difundió un avance de sus estimaciones a largo plazo para el agro estadounidense, cuya versión completa se dará a conocer en febrero próximo. Analizaremos en el presente artículo algunas de las conclusiones más sobresalientes del reporte.
1- El área agrícola habría tocado un máximo en Estados Unidos este año 2016, y comenzaría a caer a partir de allí. Para el año 2026, los 8 principales cultivos (soja, maíz, trigo, sorgo, cebada, avena, arroz y algodón) ocuparán en total un 4% menos de superficie.
En el año 2016, se sembraron con maíz un total de 38,2 millones de hectáreas, 33,6 millones con soja y 20,3 millones con trigo. El “resto” de los cultivos sumaron 10,4 millones de hectáreas, respectivamente. Las proyecciones del USDA para el 2017 son 36,4 millones de hectáreas de maíz (con una caída del 5%), 34,2 millones de hectáreas de soja (por el contrario, ocuparía un 2% más de área) y 19,6 millones de hectáreas de trigo (-3% respecto al año que termina) y 10,1 millones del resto de los cultivos, que cederían el 3% de superficie.
Para el año 2026, en comparación con este 2016, los porcentajes respectivos de variación en el área sembrada serán -9% para maíz, +1% para soja, -1% para trigo, y -8% en el caso del resto de los cultivos. En este escenario, la superficie agrícola total en EE.UU. caerá un 2% el año próximo, pasando de 102,6 a 100,4 millones de hectáreas, y un 4% en los próximos 10 años, hasta los 98,5 millones de hectáreas.
De efectivizarse estas previsiones, el maíz perdería dos puntos porcentuales de participación en la superficie agrícola estadounidense en la próxima década (pasará del 37% al 35%), en manos de la soja que subirá del 33% al 35%. El trigo se mantiene invariable con un 20%, al igual que el 10% del resto de los principales cultivos.
2- En el caso del maíz, las cifras difundidas por el USDA muestran que lo sucedido este año, cuando la oferta aumentó proporcionalmente más que la demanda, comenzará a revertirse a partir del año próximo, tendencia que continuaría en la próxima década. Para el 2026, la variación prevista en la oferta estadounidense es de -2%, mientras que el uso total crecería un 2%. Así, la relación stock/consumo caerá casi 4 puntos porcentuales, pasando de 16,5% a 12,7%.
La notable suba del 12% en el volumen producido de maíz en Estados Unidos la campaña 2016/17 actual, que alcanzaría los 414,4 millones de toneladas merced a una suba del 7% en el área sembrada y del 4% en el rinde ha redundado en un avance de la oferta total del orden del 10% respecto del ciclo anterior. La demanda, sin embargo, sólo habría aumentado un 5% sostenida especialmente en un mayor uso del grano para forraje.
Frente a este escenario, el USDA estima que los stocks finales de maíz en Estados Unidos terminarán el año comercial actual casi un 40% por encima de lo que cerraron el ciclo anterior, con más de 65 millones de toneladas. Con estos números, el ratio stock/consumo total subiría de un 12,7% en el año 2015/16 a un 16,5% en el 2016/17.
Para el año 2026, en cambio, las previsiones del organismo apuntan a una caída en la oferta total del orden del 2%. Sucede que el maíz perdería un 10% en superficie, que no lograría ser compensada con la mejora del 8% de rindes. Del lado de la demanda, el uso total aumentaría un 2% apoyado en el aumento de la demanda para forraje, que crecería un 8%. Sin embargo, tanto el uso para etanol como las exportaciones caerían en los próximos 10 años, un 3% y un 2% respectivamente.
En este escenario, los stocks finales proyectados pasarían de los 65,4 millones de toneladas en el ciclo actual a 51,3 millones en la campaña 2026/27, una caída del 22%. Con estos números, la relación stock/consumo caería menos de tres puntos porcentuales en 10 años, pasando de 16,5% a 12,7%, el mismo número que tenía la campaña anterior 2015/16.
3- Para la soja el USDA estima que luego del fuerte empujón de la oferta en la actual campaña 2016/17 el año próximo caería la producción ya que si bien el área sembrada crecerá un 2%, el rinde vuelve a niveles más cercanos al promedio histórico. De aquí a 10 años, en tanto, el área sojera podría sumar un 2% adicional de hectáreas, pese a lo cual la mayor demanda de poroto para su procesamiento (que crecería un 10%) ajustaría un 25% los inventarios finales, y la relación stock/consumo se ajustaría para 2026.
Partiendo de los 118,7 millones de toneladas de soja que Estados Unidos cosechó en la actual campaña 2016/17, el USDA estima que en 10 años el output estadounidense sólo estará en condiciones de sumar un millón de toneladas más. Si bien el crecimiento del área sembrada subirá porcentualmente por encima de ello, los rindes tendenciales no admitirían una suba más pronunciada de la producción.
Del lado de la demanda, todos sus componentes están llamados a crecer en la próxima década, liderados por el procesamiento interno que aumentaría un 10% hasta los 58 millones de toneladas. Las exportaciones sumarían otro 5% a 58,5 millones y semillas y uso residual otro 3% hasta los 3,6 millones de toneladas.
Con un incremento de la cantidad demandada que sobrepasaría al de la oferta, los stocks finales que proyecta el Departamento de Agricultura para el año 2026 se ubican un 25% por debajo de los que dejaría la campaña 2016/17, en apenas 9,8 millones de toneladas, y ajustando con ello la relación stock/consumo del 11,7% actual al 8,2% para el 2026.
Una nota final merecen los subproductos del complejo sojero. La suba del 10% en el volumen de crushing durante la próxima década permitiría aumentar un 11% la producción de aceite y un 10% la de harina. La mayor parte del incremento del primero será destinada a abastecer el mercado externo (las exportaciones proyectadas aumentarían un 14%), mientras que el uso para la fabricación de biodiesel apenas aumentaría un 7%. Para la harina, en tanto, el principal componente del consumo que incrementa a 10 años vista es el uso doméstico, principalmente como alimento forrajero, que crecería un 14% ya que las exportaciones se mantendrían mayormente invariables.
4- El trigo es el cultivo cuya oferta más se ajustaría en Estados Unidos en la próxima década. Según el USDA, la provisión del cereal norteamericano podría perder un 14% de su volumen en 10 años. Ello, combinado con una leve suba del 1% del lado de la demanda, daría lugar a un inevitable y profundo recorte de los inventarios que están llamados a caer un 43% de su volumen, ajustando la relación stock/consumo del 50,4% actual al 28,8% para el 2026.
La combinación de una pérdida del 4% en el área sembrada con trigo en la próxima década y un rinde un 4% menor (más cercano a su nivel tendencial) daría como resultado una caída en la producción estadounidense de todo tipo de trigo del 8% hasta los 58 millones de toneladas. Así, pese a que las importaciones del cereal crecerían nada menos que un 21%, la oferta no podrá escapar a una corrección del 14% hasta los 80 millones de toneladas.
Con la menor provisión, el uso que más sufrirá será el forrajero que caería un 35%, mientras que el uso como semilla caería un 3%. Sólo el consumo para alimento humano mostraría un recorrido alcista del orden del 5%, mientras que las exportaciones crecerían un 6%. Así las cosas, sopesando ganancias y pérdidas, el uso total crecería a lo largo de estos 10 años un 1%.
El ajuste en los stocks finales se vuelve inevitable. De los 31,1 millones de toneladas de la campaña actual se pasaría a 17,9 millones en la 2026/27, un 43% por debajo. Así, la relación stock/consumo que hoy alcanza un máximo histórico de 50,4% pasaría en 10 años a 28,8%.
5- Otras tendencias interesantes para la próxima década se refieren a indicadores macroeconómicos estadounidenses y mundiales, que detallaremos a continuación:
i- La inflación en Estados Unidos se duplicaría el año próximo, pasando del 1,3% del año actual (por encima del 0,1% del 2015) a 2,3% en el 2017, quedándose estática en dicho valor a partir de allí, siempre medido en términos de la variación del índice de precios al consumidor. Este salto en el nivel general precios resulta consistente con la política que abiertamente declara que va a implementar el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Habrá que ver si, efectivamente, el salto en el IPC es de una sola vez en el próximo período, para estabilizarse luego durante 9 años.
ii- El precio del petróleo comenzaría a recuperarse a partir del año próximo, luego de tocar un mínimo relativo en este 2016. Para el USDA, en los próximos 10 años, el crudo podría subir un 126% desde los niveles actuales.
iii- Las tasas de interés para los bonos del Tesoro a tres meses, que hoy se ubicarían en torno al 0,29% (por encima ya de los 0,06% del año 2015), profundizarían su tendencia alcista a lo largo de la próxima década, para alcanzar en el 2026 un valor de referencia del 3,0%.
La trayectoria alcista de las tasas de interés y de inflación podrían dar por resultado un fortalecimiento del dólar en el mundo, aunque ello dependerá de quien gane la carrera entre ambas variables: si el interés de referencia sube más que la inflación, el dólar se revaluará frente a las principales monedas del mundo, mientras que caso contrario éste tenderá a caer. Este punto deberá ser seguido muy de cerca para todos los que nos interesamos en el análisis de la política monetaria estadounidense a largo plazo por su gran efecto sobre los precios de los commodities agrícolas ya que un dólar más caro normalmente se asocia a presión bajista sobre los precios de nuestros principales productos de exportación.
iv- Finalmente, el USDA publica sus proyecciones para el crecimiento económico mundial con miras a los próximos 10 años. Según el organismo, a nivel mundial, la tasa de aumento del PBI pasaría del 2,3% del 2016 a un 2,9% promedio, entre 2017 y 2026 previendo un buen impulso de la economía estadounidense que del 1,8% de crecimiento previsto este año pasaría a un 2,1% promedio en la próxima década.
Para la economía argentina, en tanto, el USDA valúa la caída del 2016 en -1%, asumiendo una rápida recuperación del orden del 2,3% en el 2017 y 3% en 2018, aumentando progresivamente hasta el 3,3% al cabo de un lustro. Brasil, en tanto, parte de niveles más acuciantes de deterioro de la actividad, con una caída del PBI del 3,3% este año que comenzaría a revertirse y pasar a terreno positivo ya a partir del año próximo, para acabar en el 2020 con un crecimiento del 2,6%.
Para cerrar, es interesante ver en detalle el caso de China que, según el USDA, afianzaría su tendencia actual hacia un soft landing pasando de un crecimiento anual promedio en la década del 2000’ del 10,5% a uno del 5,4% entre los años 2017 a 2026. El crecimiento proyectado para el 2016 ha quedado en 6,5%, cayendo a partir de allí hasta el 5,5% en el 2020.