El informe de la consultora indica que el 2023 ha sido favorable para las exportaciones de carne vacuna argentina, con elevados volúmenes mensuales. De enero a octubre se embarcaron 790.000 toneladas base res con hueso, con un incremento del 5,6 % respecto del mismo periodo de 2022, un año que también había evidenciado una buena performance exportadora, con casi 900.000 anuales embarcadas base res con hueso (ver gráfico).
Sin embargo, los precios no fueron los mejores: desde el segundo semestre de 2022 se venía observando debilidad en el mercado, que se acentuó en marzo de 2023, cuando los precios retrocedieron mes a mes, con los valores mínimos en octubre, cuando la cotización promedio se derrumbó a 2700 USD/tn. La causa del deterioro fue una demanda floja: “China no logro recuperar del todo su economía luego de las cuarentenas estrictas del COVID. También hubo efectos negativos de la guerra entre Rusia y Ucrania, que impactó en muchos países provocando incertidumbre en el abastecimiento y encarecimiento del precio de la energía y de los granos”, explica Francisco Ravetti, analista de Ganados y Carnes de AZ-Group.
Particularmente, en septiembre y octubre se notó una disminución de los embarques desde los puertos argentinos por la difícil situación que enfrentó la industria exportadora, con precios internacionales bajos y valores del novillo en pie más alto que en los países vecinos competidores. Luego la situación fue mejorando cuando se autorizó la liquidación de divisas de exportaciones con un mix del 50 % entre dólar oficial y CCL; con esa nueva ecuación el precio del novillo en la Argentina se equiparó con el de Brasil y Paraguay.
En síntesis, “2023 podría ser un año récord de exportaciones de carne vacuna desde la Argentina en volumen, con picos excepcionales como el de julio, con 94.000 toneladas, pero con precios acotados. Por ejemplo, los valores que hoy paga China -el primer importador mundial- están entre 25 y 30 % por debajo de los de un año atrás”, resume Ravetti.
Hacia adelante, el analista estima una menor producción en 2024, al iniciarse una fase de retención. “Se prevé, con un tipo de cambio más favorable y necesidad de divisas en el país, mayor proporción de la oferta destinada a la exportación, con posibilidades de cambio en la relación histórica entre embarques y consumo interno. Contribuirán en este proceso las menores restricciones para las exportaciones y reglas más claras para la industria”, concluye Ravetti.