1- ¿Qué conclusiones puede compartir después de la participación en el II International Grain Forum en Sochi, Rusia, y la recorrida por zonas productivas de Africa?
Fue impactante ver el respeto que le tienen por lo que ha sucedido en Argentina con la producción sustentable y el lugar que ocupamos en el mundo. Mientras que el mundo desde hace poco se está preguntando cómo mejorar la forma de producir hacia un esquema más sustentable nosotros hace ya 30 años que trabajamos con siembra directa con validación científica no sólo por no roturar, sino pensando en un sistema de buenas prácticas.
2-¿Qué les puede ofrecer la Argentina?
Distintas oportunidades en distintos lugares. África es muy grande. Hay países que tienen mercados relativamente desarrollados, suelos aptos y lluvias de más de 2000 milímetros. Y otros, como Sierra Leona, donde ni siquiera hay mercados y la agricultura es prácticamente de subsistencia. Ahí el desafío es cambiarle la vida a la gente ayudándola para que pasen de producir 300-400 kilos de arroz por hectárea a 3000 incorporando tecnología y rotaciones. Pero también incorporando seriamente el maíz como eje de la producción de alimentos a través de todas las cadenas maiceras.
3-¿Cómo se puede acompañar esto desde el gobierno argentino?
Estamos pensando en generar junto con el Ministerio de Agroindustria y el INTA, más los argentinos que están allá (tienen una empresa que se llama West Africa Rice Company), para ver si podemos hacer una prueba piloto como país para transferir tecnología. Además, ver de qué forma podemos aprovechar todo el trabajo que se ha hecho desde la industria metalmecánica argentina. Todo aún es muy embrionario.
4- ¿Y en Rusia?
En Rusia hay siembra directa, pero obviamente, en una etapa inicial y desde donde estamos parados nosotros podemos aportar muchísimo. Además, como Rusia y Estados Unidos siempre tuvieron sus temas, también hay una oportunidad grande para la industria de maquinaria argentina.
5- ¿Qué falta para que se concrete?
Creo que se están alineando los planetas, porque la decisión política de poner al agro como la locomotora del desarrollo está sucediendo. El tema es hacernos cargo de ese liderazgo que tenemos en un montón de aspectos que el mundo hoy necesita por el cambio climático y por la seguridad alimentaria. Saben que tienen que ir a un cambio de paradigma de producir cuidando el ambiente, donde nosotros somos líderes. Tenemos que ponernos los pantalones largos, para que el mundo produzca mejor y para que la población argentina también se beneficie, porque no nos olvidemos que en Argentina 1 de cada 3 la pasan mal.
6- Ahora bien, ¿Cómo respondieron los productores a la primera campaña sembrada íntegramente sin retenciones, salvo la soja?
Cuando se nos saca el pie de encima los productores respondemos rápido. Los datos están a la vista. Aumentó la superficie de trigo y maíz, pero también girasol sin demonizar a la soja. También aumentó la incorporación de fertilizantes, el uso de tecnología y la venta de maquinarias. Todo eso significa también generación de empleo y dinamizar economías que estaban relegadas.
7- ¿Cuál es la posición de Aapresid respecto de la discusión de una nueva ley de semillas?
Creemos que el reconocimiento de la propiedad intelectual es una buena práctica agrícola y está en nuestro protocolo de Agricultura Certificada (AC). Tenemos que llegar a una ley que nos permita estar a todos cómodos para focalizarnos en hacer lo que sabemos hacer. La solución debe ser urgente porque necesitamos las herramientas. Para ello, tenemos que salir del esquema de pensamiento de que para que uno gane el otro tiene que perder. Todos tenemos que vernos en el mismo barco. Y si no nos podemos poner de acuerdo busquemos facilitadores que nos ayuden a construir consensos.
8- ¿Cómo está evolucionando el programa de Agricultura Certificada, teniendo en cuenta la importancia de las certificaciones para la agricultura global?
Estamos en plena revisión del plan estratégico de AC. Evidentemente el mundo va hacia allí. La demanda está. Hemos conversado con AACREA incluso para que ellos se sumen a las certificaciones. El objetivo es que la mayor cantidad de productores en Argentina podamos demostrarle al mundo que producimos como sabemos. No debería ser lo mismo comprar un grano que sale de un campo que certifica sustentabilidad económica, ambiental y social, que uno que no. El mundo está dispuesto a pagar un extra por esto. Tenemos que ver de qué manera podemos capturar este plusvalor.