El clima tiene un rol fundamental en la productividad y calidad de los cultivos, por lo que la respuesta del Nogal y el Almendro a las temperaturas extremas es foco de estudio para el equipo del INTA de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Campo Sumalao –Catamarca–, donde se evalúan 7 diferentes cultivares de Almendros, y a su vez, la variedad Chandler en Nogales para conocer la respuesta ante la variabilidad de estos eventos climáticos en el Valle Central.
Nadia Valverdi –investigadora del INTA Catamarca– destacó que “conocer específicamente cómo la temperatura afecta el crecimiento y rendimiento de los cultivos permite hacer una mejor selección a la hora de elegir qué plantar y que los programas de mejoramiento seleccionen nuevos cultivares que sean capaces de tolerar un futuro más caliente impuesto por el cambio climático, sin perder productividad”.
La producción de nueces y almendras está determinada por varios factores ambientales y de manejo. Las altas temperaturas –o ausencia de bajas temperaturas– durante el invierno producen que la floración no ocurra o suceda en baja intensidad y en el momento inadecuado, esto puede modificar las características físicas como la composición nutricional de los frutos.
“El fin de ambos estudios es poder establecer las temperaturas en las que ocurren los distintos estadios fenológicos, como ser floración masculina y femenina, para poder crear un modelo con información de cómo afecta tanto el frío como el calor a la calidad de la nuez y almendra al final de la temporada”, explicó Valverdi.
Las provincias donde se lleva a cabo el estudio –Mendoza, La Rioja y Catamarca– cuentan con un clima árido, donde las temperaturas en verano –estación de crecimiento del Almendro y Nogal– superan los 40 grados.
“Actualmente se registran temperaturas por encima de esos 40 grados incluso en primavera, esto adelanta los estadios fenológicos, como ser la floración, y afecta el ciclo del cultivo”, indicó Valverdi, y agregó que “la información de estas investigaciones permitirá avanzar en futuros modelos predictivos y de zonificación agroclimática en Argentina”.
Las altas temperaturas pueden afectar el desempeño del fotosistema 2 –aparato o sistema encargado de captar la energía lumínica y convertirla en energía química–, este provoca un cierre de dicho sistema por seguridad y la liberación de energía excesiva como calor.
El proceso genera una suba en la temperatura de la hoja que a su vez ocasiona un cierre estomático limitando la toma de CO2 y por consiguiente el crecimiento, ya sea vegetativo o de los frutos.
En cuanto a la investigación en Almendros se evalúan distintos genotipos tanto de pies como de copa, donde se miden estadios fenológicos, crecimiento vegetativo, capacidad fotosintética y estado hídrico de la planta.
El objetivo es conocer los cultivares que mejor se adapten al clima caliente del valle central de Catamarca, dichas características evaluadas a campo retroalimentan a los programas de mejoramiento en la selección y valoración de cultivares para distintos ambientes.
Los resultados del estudio aportarán información a los productores de Almendros para que a la hora de seleccionar el cultivar a implantar tengan en cuenta el ambiente. “Existen muchas técnicas de manejo para poder mitigar plagas, falta o exceso de agua, falta de nutrientes en el suelo, pero cuando se realiza una mala selección del material genético para la zona, es muy difícil poder contrarrestar”, explicó Valverdi.
Y agregó: “Con esta información, los productores podrán hacer una selección del material a implantar con información del comportamiento de los cultivares evaluados en la provincia”.
En el caso de la investigación con Nogales, que se enfoca en la variedad Chandler, se evalúa la nuez en una gran cantidad de ambientes que incluye fincas comerciales del Valle de Uco y del oasis –Mendoza–, Chilecito y Famatina –La Rioja– y Los Varela –Catamarca–.
De esta manera, se pretende observar cómo los diferentes gradientes de temperatura en las distintas latitudes afectan los estadios fenológicos –floración y maduración–, y también la calidad del fruto en cosecha –donde se analizará el peso fresco y seco de los frutos, el tamaño y color, junto a la composición de ácidos grasos–.
Valverdi señaló: “Al evaluar el mismo cultivar bajo distintas condiciones ambientales, nos va a permitir inferir en los impactos que tiene la temperatura ambiente no solo en la fenología del cultivo, sino también en la producción y distribución de asimilados hacia el fruto”.
Para los productores de Nogales la información permitirá avanzar en el desarrollo de mapas de aptitud productiva, no sólo para las regiones actualmente estudiadas, sino también para otras provincias de interés como San Juan, y Río Negro.
“Daremos herramientas de decisión para que los productores puedan conocer anticipadamente la calidad de la nuez que van a cosechar ese año de acuerdo con las temperaturas ambientales. Con esto se podrá hacer una mejor planeación de comercialización de acuerdo con las condiciones climáticas del año”, concluyó Valverdi.