Autoridades de Escocia confirmaron la presencia de un caso de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), más conocida como la “enfermedad de la vaca loca”, en una granja de Ayrshire, al suroeste de Escocia. La detección del animal enfermo se produjo durante un chequeo de rutina.
El máximo organismo alimentario público escocés, Food Standards Scotland, aseguró que se trata de “un caso aislado”. En ese marco, el director ejecutivo adjunto, Ian McWatt, declaró en un comunicado que “hay estrictos controles que están en vigencia para proteger a los consumidores del riesgo de BSE” (Encefalopatía Espongiforme Bovina, por sus siglas en inglés), incluidas las restricciones al movimiento del animal infectado y de todos los que han estado en contacto con él, así como también “controles sobre los animales y la eliminación de las partes del ganado más propensas a llevar la infectividad de la BSE”.
Las autoridades escocesas agregaron que el animal enfermo no ha ingresado en la cadena alimentaria, lo que garantiza la seguridad de los productos consumidos por la población. Además, se ha implementado una cuarentena para las crías del animal afectado y otros animales del rodeo, los que serán sacrificados próximamente, de acuerdo con los protocolos establecidos ante la detección de esta enfermedad.
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Por su parte, la Oficial Veterinaria Jefe del Gobierno escocés, Sheila Voas, intentó llevar tranquilidad tanto a “los agricultores como al público” asegurando que “el riesgo asociado con este caso aislado es mínimo”, y subrayó que “si algún agricultor está preocupado, les insto a que busque consejo veterinario”.
Escocia ya había registrado antecedentes de este mal en 2018, cuando fue detectado en un animal de una granja en Aberdeenshire, en el noreste del país.
Qué es “el mal de la vaca loca”
La enfermedad de las “vacas locas” es un trastorno cerebral en el ganado adulto causado por una proteína anormal llamada prión, tiene un largo período de gestación (de 8 a 10 años) y concluye con la muerte del animal. Se trata de una enfermedad que destruye lentamente el cerebro y la médula espinal (sistema nervioso central) en el ganado, según indica la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
La enfermedad fue identificada en Inglaterra en 1985, y desde esa fecha hasta la actualidad ha sido detectada en distintos países de Europa, e incluso en Canadá (en 2003 y 2015) y en EE.UU. (en 2003).
En cuanto al origen del mal, la comunidad científica indica que está asociada a la alimentación del ganado con harinas de origen animal que no habrían recibido el tratamiento térmico adecuado.
En la actualidad, no existe tratamiento, ni vacuna para prevenirla, y una vez está infectado el ganado morirá.
Argentina, libre de EEB
La Argentina es un país libre de EEB, lo que significa que se han verificado todas las exigencias que la Organización Internacional de Epizootias requiere para la vigilancia de esta enfermedad.
Para mantener este estatus el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) realiza tareas de vigilancia epidemiológica indicadas por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), tales como control en las importaciones de mercancías consideradas de riesgo.
Por otra parte, y con el objetivo de garantizar el cumplimiento de la prohibición de alimentar rumiantes con proteínas animales (no se pueden utilizar harinas de carne y hueso), el Senasa estableció medidas a través de muestreos en los establecimientos elaboradores de este tipo de alimento. Esta vigilancia se realiza en los animales mayores a 24 meses, dado que la EEB es una enfermedad progresiva.
Por otra parte, para constatar su estatus, el país tiene auditorías externas.
¿La EEB puede afectar a los humanos?
Los seres humanos pueden contraer una versión de la EEB llamada Creutzfeldt-Jakob (vCJD), informa la Food and Drug Adminsitration (FDA) de EE.UU., que agrega que en las vacas afectadas, las proteínas dañinas se encuentran en los “tejidos blandos” como el cerebro, la médula espinal y el intestino delgado, y no hay evidencia científica de que los priones se encuentren en la carne del músculo (como el filete) o en la leche.
Por ello, la transmisión a los humanos, puede darse a través del consumo de tejidos blandos contaminados.
La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob consiste en un trastorno degenerativo y carece de cura.
La vigilancia de las normativas tendientes a garantizar el control de los insumos aptos para consumo, tanto en alimentos (incluyendo suplementos dietarios), como en medicamentos, cosméticos y tecnología médica, está a cargo de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). (Con información de EFE y Reuters)