En la región núcleo, la más fuerte en la matriz productiva agrícola “de las 5,01 M ha que se tenían en cuenta como área implantada, el trabajo con imágenes satelitales muestra que se sembraron 450.000 hectáreas menos (se sembraron 560.000 ha más de maíz), por lo que la soja totalizó 4,56 M ha”, expresan desde la BCR.
Esta conclusión proviene del trabajo de clasificación de uso del suelo mediante imágenes satelitales realizado por GEA/BCR. Para ello se georreferenciaron 2.100 puntos de diferentes coberturas en el área núcleo, los que fueron procesados en la plataforma de Google Earth Engine y se utilizaron imágenes satelitales del Sentinel-2. La región núcleo sembró su segunda menor superficie en 15 años, solo detrás de la campaña 2021/22 (4,45 M ha).
En dicho informe destacan que “a primera vista, se observa una clara diferenciación entre el suroeste y el noreste, con la soja representada por puntos naranjas y el maíz por puntos azules, con la soja dominando claramente sobre el noreste. Comparado con la campaña pasada, solo las subzonas I y II presentaron una variación interanual positiva, con aumentos del 15% y 13%, respectivamente. En el resto de las áreas, se sembró menos soja que el año anterior. En total, hubo una leve disminución respecto al año pasado con una reducción de poco menos de 50.000 hectáreas”.
Región núcleo: Terminó la cosecha de soja más difícil de los últimos años
Desde la entidad explican que “tras un fuerte retraso, pero con mejores rindes, terminó la cosecha de soja. El rinde alcanzó 40,5 qq/ha de promedio, cuando se esperaban 37 qq/ha y una producción resultante de 17,9 Mt. La mejora de rinde compensa la pérdida de área sembrada y la soja alcanza una producción 17,94 Mt en el ciclo 2023/24. Esto es tan solo 300.000 t por debajo del promedio de los últimos 15 años (cálculo que no tiene en cuenta la producción de año pasado)”.
“Desde su arranque, la cosecha de soja estuvo atravesada por la problemática de excesos de lluvias. En el mes de marzo, la región núcleo acumuló más de 300 milímetros en el este de la región. Esto produjo severos problemas de calidad en las zonas más afectadas, como infección de hongos como Cercospora y pérdida de rinde en las zonas que recibieron más de 300 a 350 mm. Se sumaba además, la retención de hojas y tallos verdes en lotes muy afectados por el calor. En abril, pese a las lluvias, esta vez el agua fue para el oeste. La trilla continúo como se pudo, incluso entrando a los lotes condiciones sin piso y con humedad del grano muy por encima del óptimo. Las plantas estaban en condiciones muy vulnerables y las pérdidas por desgrane iban en aumento. El freno de las lluvias en mayo permitió terminar la cosecha, pero con un atraso de casi 30 días respecto al promedio de las ultimas 5 campañas”, amplían en el estudio.
Región núcleo: ¿Y el trigo?
El trigo sigue mostrando entusiasmo y la intencionalidad de siembra pasa de un 8 a un 10% por encima del ciclo pasado. “En los últimos días se han incrementado las consultas de los productores para seguir sumando hectáreas. Pero se están acabando las provisiones de semillas en el mercado”, dicen técnicos de Carlos Pellegrini. “Las siembras se realizarán con buenas dosis de fertillización. En cuanto a la financiacion, se está ofreciendo financiar en dólares sin tasa para la compra de semillas y a baja tasa para fertilizantes y agroquímicos en algunas empresas”, destacan. Al respecto, en Colón, los técnicos dicen lo siguiente: “se planea una inversión considerable en tecnología y fertilización, con aplicaciones fraccionadas que rondarían los 150 kg/ha de urea, 100 a 120 kg de fósforo durante la siembra y otros 100 a 150 kg de urea durante el ciclo del cultivo según cómo evolucione. Si el clima acompaña, apuntamos a rendimientos de 60 a 70 qq/ha”. Respecto a la siembra en varias localidades advierten lo siguiente: “si bien hay humedad en el perfil, la humedad en la cama de siembra alcanza para dos semanas, por lo que se intenta aprovechar al máximo estas jornadas”. El avance de siembra en la región es del 10%.