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Congreso Aapresid: los suelos como la base para producir

En el Congreso Aapresid, se realizó la disertación sobre la importancia de los suelos para producir alimentos. “Invisible pero imprescindible. No se ve, pero es el futuro”, fue el título de la charla y acá compartimos los detalles.

Los suelos son la base de la producción alimentaria, de hecho, el 95 % de los alimentos que se consumen en el mundo los involucran directa o indirectamente. En ese marco, la secretaria de Ambiente de la Nación y profesionales de INTA, Fundación Barbechando y Aapresid resaltaron las principales medidas para carbonizar las tierras, en una charla durante la primera jornada del Congreso Aapresid.

Se hizo hincapié en la articulación público-privada y su valor fundamental. Como moderadora de la exposición, María Beatriz “Pilu” Giraudo –vicepresidente del INTA– destacó que, con compromiso y responsabilidad, se debe trabajar hoy para cuidar el futuro. Se trata de contar con el conocimiento al alcance que permita obtener diferentes diagnósticos para la toma de decisiones. Incluidos el diseño y la aplicación de políticas públicas adecuadas.

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En este sentido, Vidal de Lamas –subsecretaria de Ambiente de la Nación– afirmó que “para lograr la sinergia, la articulación estratégica y la potencialización desde una mirada federal, amplia, colaborativa, y sobre todo transversal, queremos conectar dos mundos diferentes, pero que puedan actuar en forma conjunta”.

Y agregó: “El suelo sustenta todas las actividades. Debemos satisfacer la demanda futura mitigando impactos en el presente en relación con la seguridad alimentaria y la preservación de los recursos naturales”.

Por su parte, Sainz Rozas presentó la edición 2024 del Mapa de Nutrientes de las regiones del NOA y NEA, un relevamiento que fue realizado con el aporte financiero de la Asociación Civil Fertilizar y Anglo American. “Presentar los mapas de variables relacionadas a la fertilidad de los suelos es clave ya que permite el diagnóstico actualizado del estado de salud de los suelos”, señaló Sainz Rozas.

“La evaluación temporal de estado de los suelos permite ver cómo evolucionan las variables claves relacionadas con la capacidad productiva de los mismos, tales como la materia orgánica (principal indicador del estado de salud del suelo), pH y contenido de nutrientes”, indicó Sainz Rozas quien subrayó que se trata de información imprescindible para el diseño de prácticas de manejo tendientes a mantener y/o mejorar el estado de salud de los suelos.

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suelo pampeano

Arriola sostuvo que “el INTA aporta gran cantidad de información para mejorar las condiciones productivas y que, de esta manera, el productor tiene mejores posibilidades de hacer lo que sabe”.

Cómo proteger los suelos

En cuanto al abordaje del tema, López Mazzeo propuso cuatro ejes de acción: Las buenas prácticas agronómicas, la intensificación de los modelos productivos, el Plan Nacional de conservación de suelos y, por último, la legislación. Y apuntó a “la importancia, para la capacidad productiva de los sueldos, de la acción privada y su vinculación con el Estado”.

El relevamiento que presentó Sainz Rozas incluyó 349 sitios -del NOA y NEA- seleccionados mediante una grilla de 25 por 25 kilómetros en áreas predominantemente agrícolas. Las muestras de suelo fueron analizadas tanto en condiciones prístinas como bajo uso agrícola y se midieron la materia orgánica, el calcio, el magnesio, el pH, los macronutrientes y los micronutrientes. Los resultados fueron mapeados con los métodos de interpolación que mejor predijeron los valores de las variables estudiadas.

En esta línea, se determinó un incremento del pH del suelo que puede llevar a incrementar las deficiencias de algunos micronutrientes (Fe y Zn). Por el contrario, la disponibilidad de P se redujo del 15 al 62 % en comparación con los suelos prístinos. Los cationes básicos como el Ca, Mg y K se redujeron del 1 al 15 %, del 3 al 20 % y del 6 al 33 % respecto de los suelos prístinos, respectivamente. En cuanto a los micronutrientes, el cinc y el B fueron los nutrientes que más se vieron afectados por la agricultura, con reducciones de hasta el 79 y 61 %, respectivamente, respecto a los suelos prístinos. Por lo tanto, una vasta área de los suelos del NOA y NEA podrían presentar deficiencias. En cuanto al hierro, el área central de Santiago de Estero mostró suelos con valores que podrían ser deficitarios.

Además, se sugiere incluir en los análisis de rutina del suelo a los cationes básicos mencionados, principalmente el K, y también en algunas áreas los micronutrientes potencialmente deficientes como el Zn, el B y el Fe.

A partir de los resultados del estudio, “se recomienda aumentar el ingreso de carbono al suelo con prácticas como la intensificación de las secuencias, los cultivos de cobertura y las pasturas”, señaló el especialista del INTA y agregó: “Además, se debe monitorear permanentemente el pH de los suelos ya que es un factor clave en la disponibilidad de nutrientes”.

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