
El alivio llega para los productores del norte y oeste bonaerense ya que afortunadamente según los pronósticos, no se prevén precipitaciones significativas en esas regiones afectadas por anegamientos, al menos hasta el próximo 2 de junio. En cambio, otras regiones del país seguirán bajo condiciones climáticas más inestables.
Entre el jueves 22 y el sábado 24, se anticipa un panorama de inestabilidad con momentos de mejora sobre el extremo norte del país. Hacia el sábado, un frente frío avanzaría sobre el centro y norte argentino, provocando lluvias y tormentas, especialmente en el centro-este. En el Litoral, las tormentas podrían ser intensas.
Las zonas más comprometidas por este nuevo frente serían el norte de Entre Ríos, el sur de Corrientes y el noreste de Santa Fe, donde se esperan lluvias abundantes, ráfagas y posible caída de granizo.

El domingo 25 no se esperan lluvias significativas, aunque persistiría el mal tiempo en el norte del país. El lunes, en cambio, podrían regresar las tormentas fuertes con acumulados importantes en el NEA.
Para el martes 27, se prevé tiempo inestable en la región pampeana y un descenso de temperatura, pero sin riesgo de heladas agronómicas.
En la Patagonia y el oeste de Mendoza, desde el domingo se espera el ingreso de un frente frío con lluvias, nevadas y vientos intensos. Esto generaría un fuerte descenso térmico, con heladas débiles a moderadas.
De cara al cierre de mayo, el panorama se estabiliza: entre el 28 de mayo y el 2 de junio no se esperan lluvias importantes en la región pampeana, Cuyo ni el Litoral.
Una tregua que llega justo a tiempo
La ausencia de lluvias en los próximos días representa un respiro para los partidos del norte bonaerense, donde el temporal de mediados de mayo dejó consecuencias serias.
Un mapa elaborado por técnicos de INTA Pergamino basado en datos de estaciones automáticas y observaciones de campo mostró que algunas zonas recibieron más de 300 milímetros en apenas cuatro días. Incluso las áreas menos afectadas registraron acumulados entre 200 y 250 mm, un volumen atípico para esta época del año.

La saturación del suelo no solo generó anegamientos y daños en cultivos de soja y maíz que aún no fueron cosechados, sino que también complica el arranque de la campaña fina. En zonas con relieve plano como Bragado, Chivilcoy o el sur de Rojas, la napa alta podría impedir la siembra o forzar un cambio hacia ciclos más cortos.
Además, los planteos ganaderos podrían ver afectadas sus pasturas y verdeos de invierno, ya que con el suelo colapsado, cualquier nueva precipitación podría causar más inundaciones.
En este contexto, la ventana de buen tiempo que se abre hasta inicios de junio no solo es bienvenida: es determinante para evitar que los daños se profundicen.