
Hasta hace pocas semanas, tanto China como Estados Unidos mantenían una fuerte necesidad de alcanzar un punto de equilibrio en el mercado de la soja: el gigante asiático buscaba garantizar abastecimiento hacia fin de año, mientras que el país norteamericano procuraba colocar una cosecha voluminosa en el exterior.
China y la compra de soja
Sin embargo, la eliminación temporal de los derechos de exportación en Argentina introdujo un cambio sustancial en la dinámica comercial. “La fuerte oferta argentina permitió que China comprara unos 40 barcos adicionales de soja, reduciendo su urgencia inmediata”, señala el especialista Dante Romano.
El ingreso de un volumen adicional de soja argentina al mercado internacional no solo alivió la demanda de corto plazo de China, sino que también desplazó parte de la oferta estadounidense, generando presión sobre los precios FOB y alterando las expectativas de exportación desde el Golfo.
“Con Brasil iniciando la siembra más rápido de lo esperado, es posible que logre empalmar la ventana de baja oferta sudamericana con sus propios stocks, dejando a Estados Unidos con el problema de colocar su saldo exportable y presionando los precios FOB”, agrega Romano.
En este contexto, los operadores observan una recomposición temporal del poder de negociación a favor de los países sudamericanos, en un escenario donde los flujos comerciales vuelven a redefinirse en función de decisiones políticas y tiempos de campaña.