El corte de la ruta 7, entre los kilómetros 369 y 423, que atraviesa la laguna La Picasa en Santa Fe, fue establecido por la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) y la concesionaria vial Autovía Buenos Aires-Los Andes.
En cuanto al tránsito, aquellos que viajaban desde Buenos Aires eran desviados en el kilómetro 360, en Diego de Alvear, para luego tomar por la ruta provincial 14 hasta la nacional 8 y de ahí continuar por ruta nacional 33 hasta retomar la 7 en cercanías de la ciudad de Rufino.
En sentido contrario, para quienes circulaban hacia Buenos Aires, el desvío era en el kilómetro 423, en la rotonda de Rufino, para luego tomar la ruta 33, de ahí la ruta nacional 8 hasta la provincial 14 y retomar la ruta nacional 7.
Si bien el agua no traspasó la cinta asfáltica, la medida preventiva se tomó para evitar posibles siniestros viales y evaluar las condiciones de los terraplenes, que podrían correr riego de socavarse y generar roturas en el camino, señalaron desde la DNV.
La laguna La Picasa, cuyo extremo medio inferior occidental está en Santa Fe y el noroccidental en Buenos Aires (Partido de General Pinto), tiene una superficie de unos 300 kilómetros cuadrados y una cuenca conformada por infinidad de lagunas y bañados de 5.500 kilómetros cuadrados, que abarca también el extremo sudoriental de la provincia de Córdoba.
Al ser una cuenca cerrada, sin conexión al mar, el colector final es el propio cuerpo de la laguna, por lo que tiene bajo potencial de escurrimiento y de infiltración, sin vías de escurrimiento marcadas y una lentísima salida de agua, que se produce por evaporación e infiltración.
El gobierno nacional envió recientemente 2.000 camiones con piedra procedentes de canteras de San Luis, pero aún resta poner en funcionamiento algunas estaciones de bombeo, que tienen una potencia de 270 caballos, o avanzar en la construcción de un canal de seis kilómetros que confluya al canal Teodelina, que a su vez aporta al río Salado en la provincia de Buenos Aires.