El presidente de Conecar, Roberto Guercetti destacó la necesidad de ser una Nación normal, con gobiernos alineados con la mayoría de los países avanzados. Asimismo, reconoció las diferencias que nos llevan a no ser siempre predecibles y tomar caminos equivocados.
"Cerrar las exportaciones de carne fue una de las aberraciones más notorias del gobierno anterior", dijo el empresario agregando que la medida -en su momento- afectó a todo el sector agropecuario con secuelas hacia toda la cadena.
"La industria frigorífica perdió miles de puestos de trabajo, por las malas praxis - en muchas oportunidades- con gobiernos populistas", reconoció indicando que en el segmento pecuario han sido reincidentes y predecibles con este tema.
Guercetti, indicó que no es casualidad que Argentina ocupe un lugar muy alejado de Canadá y Australia en este segmento productivo, ya que las políticas pecuarias siempre se pensaron para alcanzar beneficios a corto plazo, aunque con daños irreversibles en el mediano y largo lapso.
Al mismo tiempo, subrayó que la gran contradicción de estos últimos meses se produjo cuando funcionarios del gobierno normal, junto a dirigentes de raíz rural, tomaron decisiones que atentan contra el futuro de toda una Nación que rema en el lodo para lograr el título de país normal, predecible y confiable.
"Es difícil entender o pedir que nos comprendan en otros países cuando hablamos de cambio, si hacemos siempre lo mismo", remarcó agregando que es complicado pensar que todavía existan dirigentes de instituciones agropecuarias, especialistas de la actividad, referentes, productores ganaderos, con posturas en favor de faenar terneras de 260 kilos. "Es menos de la mitad del peso de faena de todos los países del mundo".
Según Guercetti, el cambio debería generar unidad para exigir al gobierno Nacional que dicte normativas estrictas, en virtud de proyectar un Plan Ganadero serio. A su vez, este tendría que tomarse como una política de Estado, de largo plazo y con medidas que contemplen elevar el peso de faena bovina de forma gradual, a un ritmo lógico y posible.
"Podrían ser 30 kilos para machos y 20 para hembra por año. De esta forma para el 2023 el peso mínimo alcanzaría los 450 y 400 kilos respectivamente. Por otra parte, contemplando un trazabilidad obligatoria para todo el rodeo nacional, se podrían implementar bonificaciones controlables para los kilos excedentes", enfatizó proyectando que el 2025 tendría que encontrar a la Ganadería Argentina en una situación alineada con el resto de los países ganaderos del mundo.
SEGUIR LA HUELLA. Según Conecar, la ganadería de precisión, que tanto se parafrasea en charlas con consultores y referentes de la actividad, no es correspondida con acciones contundentes con su interpretación o sentido.
"El peso de faena, no puede ser tema de debate, ya que la lógica de la ganadería debe resolverse de forma simple. Hay problemáticas de trascendencia como la sanidad, bienestar animal, medio ambiente y trazabilidad que necesitan un enfoque en el tiempo, todo el esfuerzo y energía para implementarlos o resolverlos".
A futuro, sus referentes ven a Sudamérica, liderada por Brasil y Argentina con la responsabilidad en un segmento pecuario de solución para las demandas de proteínas que el mundo necesita. "El agro, de la mano de la ciencia y los productores puso al país en el centro de la escena. La ganadería solo tiene que seguir la huella", remató Roberto Guercetti.