Al 10 de octubre, las exportadoras han comprometido despachos de trigo nuevo al exterior por un total de 5,9 millones de toneladas, a embarcar entre diciembre de 2018 y julio de 2019. Tomando un valor estimativo promedio vigente en la fecha de registro de cada declaración jurada de venta al exterior para el mes de embarque pactado, puede inferirse que estos compromisos suman un valor de ventas de más de US$ 1.305 millones, un significativo aporte a la oferta de divisas en nuestro país. Además, el 85% de dichos compromisos (US$ 1.106 millones) se ha pactado para el trimestre que va de diciembre de 2018 a febrero de 2019 inclusive, aliviando las cuentas externas hacia el fin de un año muy difícil por los efectos que las condiciones climáticas desfavorables del último verano y otoño tuvieron sobre algunos de los principales complejos exportadores de nuestro país.
Para el total de la campaña 2018/19, en base a una estimación de producción de 19 millones de toneladas y en un marco de excelentes perspectivas para la demanda externa frente a la caída en los stocks de algunos de los principales abastecedores mundiales del cereal, las exportaciones totales podrían rondar los 12,6 millones de toneladas; un 5% por encima de la campaña actual pero aún por debajo del récord histórico de 12,8 Mt alcanzado en el ciclo 2016/17.
Sucede que al ajuste en las expectativas de producción, que cayeron de 21 a 19 Mt en un mes ante el déficit hídrico y las heladas tardías en momentos claves de desarrollo del cultivo, se suma a un nivel de inventarios al inicio de la campaña en extremo ajustado, de apenas 600.000 toneladas. Así, si bien la producción aún sería un récord histórico para los anuarios argentinos, la oferta total de 19,6 Mt resultaría inferior al máximo de 20,9 Mt alcanzado en la campaña 2016/17.
De confirmarse estos números, los inventarios hacia el cierre del nuevo ciclo tocarían un mínimo histórico, ajustando la relación stock/consumo a apenas el 1%. Este bajo nivel de stocks en relación a las necesidades de la demanda suele asociarse a períodos de alta volatilidad en los precios, aconsejando la toma de coberturas para minimizar su impacto sobre los resultados de la empresa