La pujante compañía agrícola Lartirigoyen se quedará con el 70% de uno de los molinos harineros más antiguos e icónicos del país. Se trata del establecimiento ubicado en la localidad bonaerense de Junín que fundaron en 1896 los hermanos inmigrantes Fortunato, Ernesto y Héctor Tassara.
Aunque Molinos Tassara SA ha venido perdiendo participación en la molienda de trigo y representa en la actualidad apenas 1% del total de la producción de harina, sí tiene una incursión importante en el negocio de los alimentos para mascotas, con una capacidad mensual de 4.000 toneladas.
La histórica industria de Junín había ingresado en convocatoria de acreedores en 2014. En la actualidad poseía un pasivo bancario cercano a los 25 millones de pesos (con grado 5 de incobrabilidad) en especial con Banco Galicia, el BICE y el Bapro, entre otros pasivos.
A su rescate acudió Lartirigoyen y CIA, que hará frente a esos y otros pasivos y se quedará con la mayoría accionaria del molino. Se trata de una empresa acopiadora nacida hace poco más de dos décadas en Catriló, La Pampa, que ha extendido sus negocios de manera notable en los últimos años, especialmente a partir de su asociación con Oleaginosas Moreno, dominada actualmente por el grupo estadounidense Glencore.
En la actualidad, Lartirigoyen se compone de 17 plantas de acopio ubicadas en La Pampa y Buenos Aires, además de centros de provisión de insumos, una planta clasificadora y embolsadora de semillas en Trenque Lauquen, un establecimiento productor de carne porcina y su más reciente conquista: forma parte de un consorcio que levantó un elevador cerealero llamado "Sitio Cero" en el puerto de Quequén. Por allí exporta la producción que obtiene de las 150 mil hectáreas agrícolas que siembra junto a socios, no solo de cultivos tradicionales sino de especialidades como colza, chia, mani, poroto y arveja.
El cambio de manos de la mayoría accionaria de Molinos Tassara SA, que comenzó su historia hace 120 años como un molino de piedra a vapor llamado "San José", se suma a una operación que apenas hace tres meses convulsionó a la industria local de la harina: la venta de los molinos locales de la estadounidense Cargill a la nacional Molino Cañuelas, que así se convirtió en la mayor empresa molinera del país, con 24% del trigo procesado.