Desde el 2008, la red MARAS (Monitoreo Ambiental en Regiones Áridas y Semiáridas) evalúa los cambios a mediano y largo plazo de las condiciones del suelo y vegetación de los pastizales naturales en la Patagonia argentina. Con más de 400 sensores instalados –desde La Pampa hasta Tierra del Fuego–, las Maras brindan información a escala regional y son la fuente más confiable de datos sobre tendencia de los pastizales dentro de un predio.
Los resultados del monitoreo se vuelcan en una base de datos que es utilizada para elaborar mapas regionales de variables como cobertura vegetal, diversidad o carbono orgánico de los suelos. Ahora, gracias a la articulación con la Gerencia de Gestión de la Información del INTA, la información relevada estará disponible en el Portal web Maras.
De acuerdo con Gabriel Oliva, especialista del área de Recursos Naturales del INTA Santa Cruz y coordinador de la red, compartir la información que se recolecta de los 430 sitios ubicados en 11 zonas agroecológicas de la Patagonia, incluyendo 30 monitores instalados por el Instituto Nacional e Investigaciones Agropecuarias (Chile) en la Patagonia Chilena, servirá para la toma de decisiones, planificación del manejo sustentable de los establecimientos y la implementación de políticas públicas.
“Hasta el momento 250 de estos monitores fueron reevaluados al cumplir cinco años”, señaló Oliva y agregó: “Con esta información estamos elaborando los primeros mapas de cambio de la vegetación, en los que podemos apreciar que hay una zona amplia de la Patagonia que es afectada por una fuerte caída de la cobertura vegetal”.
El nuevo sitio web fue desarrollado sobre un software libre que permite actualizaciones y puede ser compartido en forma gratuita. “Toda la información recolectada hasta ahora está en una base de datos y estará disponible online para que cualquiera pueda ver los datos y acceder a los monitores”, expresó el especialista del INTA.
Los sensores para el monitoreo están ubicados en establecimientos productivos que aceptaron participar de este estudio de largo plazo. “Los sitios están delimitados mediante estacas permanentes y señalizadas con cartelería. En ellos se toman fotografías que permiten evaluar cambios fisonómicos y se evalúan con mucho detalle la cobertura de vegetación, la diversidad de plantas y se analiza el tamaño y la estabilidad de los parches de suelo desnudo”, explicó Oliva.
Asimismo, se toman muestras de suelos para analizar Carbono Orgánico, nitrógeno (N), textura, pH y conductividad. “Este trabajo se realiza en el mismo lugar cada cinco años y toda la información se vuelca a una base de datos de libre acceso diseñada por la Universidad Nacional de la Patagonia Austral”, detalló el coordinador del estudio y agregó: “Volcar esta información en un sitio web permitirá que un usuario en cualquier lugar del mundo pueda analizar cómo cambian estas variables por el manejo de los campos y cómo reaccionan los ecosistemas al cambio global”.
Gracias al uso de las herramientas del Sistema de Información Geográfica (SIG), el portal muestra la ubicación de los monitores sobre imágenes satelitales, mapas topográficos o de áreas ecológicas. “Al seleccionar un monitor se accede a fotos obtenidas en el campo y un resumen de la información disponible sobre la vegetación y análisis de los suelos”, afirmó Oliva y agregó: “Se puede comparar entre dos fechas y elaborar informes regionales para saber cómo cambió un departamento durante los años 2009 y 2016, por ejemplo”.
“Disponer de esta información no sólo es importante para investigadores que están alerta sobre el impacto de la desertificación y del cambio climático, sino que es de gran utilidad para los más de 400 productores de ovinos que se encuentran distribuidos en la Patagonia, debido a que sirven para demostrar el uso sustentable en esquemas de certificación de productos”, manifestó Oliva y ejemplificó: “Lana y carne provenientes de sistemas sustentables obtienen hoy en día diferencias en precios de mercado, una tendencia que se acentuará en el futuro”.
Asimismo, entre otros beneficios, Oliva destacó que “los pastizales naturales tienen una gran capacidad de secuestro de dióxido de carbono y el monitoreo del carbono orgánico en el suelo permitirá a los establecimientos con manejo adecuado reducir la huella de carbono de carne y lana y podría en el futuro determinar beneficios en forma de bonos verdes”.
En este sentido, Oliva detalló que conocer la evolución de los pastizales “es una preocupación constante desde el punto de vista de la ganadería, por el descenso en la receptividad de los campos”, y agregó que “en las tierras áridas y semiáridas se están produciendo cambios por la alteración del clima y el sobrepastoreo que afectan la productividad y a lo que hoy conocemos como servicios ecológicos”.
La iniciativa comenzó en 2008 en el marco de un proyecto del Fondo Mundial para el Medio Ambiente. Del proyecto participan más de 50 investigadores de diferentes instituciones, como el INTA, la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, la Universidad Nacional de Buenos Aires, el Conicet, y otros organismos provinciales y nacionales, como la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. El nuevo portal web fue financiado por la Ley Ovina.