Los derrames accidentales de petróleo y sus derivados representan un grave problema ambiental, ya que resultan muy contaminantes y se degradan naturalmente de forma muy lenta. Por ello, cada vez cobran más importancia las investigaciones en biorremediación, que buscan remover los hidrocarburos del suelo en menos tiempo, con poco impacto y a bajo costo. En estas técnicas se emplean determinadas bacterias y hongos que cumplen en parte con los tres requisitos. En este sentido, existen evidencias científicas que sugieren que la biorremediación sería aun más eficiente si se basara en un grupo particular de hongos llamados ‘septados oscuros’.
Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) consiguió aislar hongos septados oscuros (HSO) a partir de raíces de plantas que crecían en un suelo contaminado con hidrocarburos en una refinería de Campana, provincia de Buenos Aires. Luego de realizar una serie de experimentos en laboratorio, los investigadores concluyeron que varios de los HSO aislados tendrían un gran potencial como micorremediadores. Las razones son dos: pueden transformar los hidrocarburos en compuestos fácilmente degradables y son capaces de alimentarse de ellos.
“Comenzamos a trabajar con hongos septados oscuros, que es un grupo de hongos del que se desconoce gran parte de su biología. Al ser filamentosos, estos hongos crecen y se extienden rápidamente, lo que los vuelve una alternativa interesante como remediadores de áreas que sufren este tipo de contaminación”, dijo Viviana Chiocchio, docente de la cátedra de Microbiología Agrícola de la FAUBA, y agregó que los suelos con hidrocarburos son muy estresantes para los microorganismos en general, y que los HSO, en particular, encuentran protección en las raíces de las plantas que allí crecen.
“En una refinería de Campana colectamos plantas de 18 especies diferentes en un sector donde había ocurrido un derrame, y aislamos de sus raíces 11 tipos distintos —o morfotipos— de hongos septados oscuros. Con éstos realizamos experimentos en laboratorio, haciéndolos crecer en un medio de cultivo con aceite de motor como hidrocarburo. El primer resultado que destacamos es que los HSO pudieron hacer un primer ‘ataque’ al aceite, dejándolo más disponible para que otros microorganismos del suelo lo sigan degradando”, comentó Chiocchio.
Como segundo resultado clave, la investigadora destacó que los HSO fueron capaces de alimentarse del aceite. “Químicamente, el aceite de motor —como todo hidrocarburo— tiene carbono. Nuestros experimentos mostraron que los hongos septados oscuros consumieron carbono del aceite y lo usaron para crecer hasta 0,57 mm/día. Aun cuando esta velocidad no es muy alta, el resultado indica que estos hongos poseen un potencial micorremediador importante”. Chiocchio expuso estos avances en un seminario público del Instituto de Investigaciones en Biociencias Agrícolas y Ambientales (FAUBA-Conicet), donde trabaja.
Distintas aproximaciones
En relación con las maneras actuales de biorremediar, Viviana Chiocchio puntualizó que se pueden emplear diversas técnicas. “Algunas se basan en agregar nutrientes para estimular el crecimiento de los microorganismos que viven en el suelo con hidrocarburos, ya sean bacterias u hongos. Otras, en inocular el suelo directamente con esos microorganismos. Personalmente, mi ambición es algún día generar una nueva técnica que prescinda de agregar nutrientes o microorganismos”.
La investigadora le explicó a Sobre La Tierra que esa capacidad que detectaron en los HSO para atacar al aceite y dejarlo disponible para otros microorganismos se debió a un compuesto químico que los HSO producen y liberan al medio. Este compuesto, llamado surfactante, hace que las moléculas de aceite se vuelvan más solubles en agua, lo que las torna fácilmente degradables en un medio húmedo como un suelo.
“Si se pudiera sintetizar ese compuesto surfactante en el laboratorio, se lo podría aplicar al suelo directamente; ni siquiera será necesario inocular el HSO. Ese agregado de surfactante sería el comienzo del proceso de biorremediación; luego, otros microorganismos se encargarían de degradar los hidrocarburos. Pero son cuestiones que iremos investigando en el largo plazo. Por ahora, seguimos trabajando para determinar el género y la especie de los HSO que mejor desempeño tuvieron en nuestro estudio”, concluyó Chiocchio.