Por octavo año consecutivo, la región Cuyo del país sufre una nueva temporada de sequía debido a las escasas nevadas producidas durante el invierno en la Cordillera. Según datos oficiales, las principales cuencas de San Juan y Mendoza serán entre un 35 y un 60 % menor que el año pasado. Desde el INTA comparten estrategias de manejo para aumentar la eficiencia en el uso de agua de riego.
Para Mario Liotta –técnico hidráulico del INTA San Juan–, en este contexto de marcado déficit hídrico que se acentúa por octavo año consecutivo en la región, es importante “maximizar la regulación de los embalses y el uso eficiente agua de riego porque no es posible conocer que va a suceder en las próximas temporadas”.
De acuerdo con el Departamento de Hidráulica de San Juan, para la temporada 2019-2020 el pronóstico de escurrimiento para las principales cuencas de San Juan será un 35 % menor que la temporada anterior debido a las escasas nevadas en la Cordillera. Estas cifras se asemejan a las de Mendoza que estiman un volumen de agua con un escurrimiento entre el 50 y el 60 %, según la cuenca, respecto de un año medio normal.
Sin embargo, el especialista del INTA reconoció que, en el caso puntual de San Juan, “con el escurrimiento esperado y las reservas se alcanzarían unos 1.400 hectómetros cúbicos (hm3) frente a los 1.200 hm3 necesarios para consumo humano, riego, industria, energía y recreación”.
De todos modos, subrayó la importancia de ser eficientes en el uso de agua de riego, por lo que recomendó evitar la inundación de los cultivos y, en cambio, implementar el método por surcos, que permite aplicar volúmenes de riego no excesivos, manejar caudales reducidos y ahorrar agua.
En este sentido, ponderó las ventajas del manejo: “No moja la totalidad de la superficie a nivel superficial sino una porción del suelo, mientras que, en profundidad, la humedad se distribuye en todo el perfil del suelo. Además, permite manejar mejor los caudales reducidos y aplicar riegos rápidos (volantes) que economizan agua”.
A tal fin, sugirió que el caudal de riego se distribuya en la menor cantidad de unidades posible, de manera de lograr el mejor tiempo de avance. El caudal a aplicar debe ser el máximo no erosivo, es decir, que no arrastre y erosione el suelo, en especial si es arenoso.
Para el técnico de San Juan, el manejo de riego con caudales importantes permite acortar el tiempo de avance desde la cabecera al pie del cultivo y, de esta manera, disminuir las pérdidas por infiltración en la cabecera, aumentando la eficiencia de aplicación en parcela.
A su vez, destacó los beneficios del riego por goteo, empleado por los productores desde la década del 90, con una eficiencia de más del 90 %. “Según las estimaciones, el 25 % de la superficie cultivada, alrededor de 25.000 hectáreas de la provincia, se riegan con este sistema, principalmente en cultivos de vid, olivo, tomate y pistacho”, detalló el especialista de San Juan.
En este punto, aconsejó “estar atentos al mantenimiento adecuado de los equipos de riego y aplicar el agua en función del tipo de suelo y las demandas del cultivo”.