En una nueva columna de gestión de empresa agropecuaria en Agrolink Radio, te contamos la historia familiar de un padre con sus tres hijos, quienes encontraron que la debilidad de su emprendimiento estaba en la administración. ¿Cómo lograron revertir esta situación luego de 25 años de experiencia?
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Caso
Una empresa radicada en Córdoba dedicada a la ganadería (feed-lot) y agricultura nos llamó en Febrero del 2020. La firma estaba conformada por tres hermanos y su padre, el fundador.
Entre los cuatro lideraban todo el trabajo operativo y manejaban el plantel de maquinaria
que tiene la familia. La relación entre ellos era excelente pero los cuatro coincidían en que no estaban claros los números, y ese era el peor defecto de la empresa: nunca había un cierre, no se sabía exactamente cuánto se ganaba/perdía, cuál era la rentabilidad de cada negocio y cada quien hacía retiros a medida que iba necesitando.
Les había llegado por un conocido el trabajo que veníamos realizando en Grupo Cencerro y
se dispusieron a llamarnos para que les contemos nuestra metodología de “Control de
Gestión”.
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Problema
La empresa tenía 25 años de experiencia y, a medida que los hijos se fueron recibiendo y
ganando experiencia, el padre fue entregando roles de decisión en ellos. Hoy, si bien se
encuentra sólida en materia productiva, no cuenta con una administración que consolide los números.
No hay presupuestos, no cuenta con un flujo de caja proyectado ni con una planificación comercial. En síntesis, no hay “gestión”. La historia es parecida a las cientos de empresas agropecuarias familiares argentinas que crecieron a fuerza de una mejora en la forma de producir pero que no han crecido a la par en su forma de gerenciar y administrar. El problema es que faltaba ejercitar el músculo de la administración.
El aporte de Grupo Cencerro
Comenzamos aclarando que fortalecer el músculo de la administración no sucede de la noche a la mañana. Hace falta tiempo, dedicación y ganas. Ejercicio, para seguir con la analogía.
Comenzamos haciendo un relevamiento de información para “ordenar la casa”. Creamos una serie de documentos que luego serían el puntal de información mensual donde el equipo de trabajo volcaría la información de forma semanal. Establecimos procesos, porque sin ellos es imposible recolectar información.
Luego de unos meses estuvimos preparados para sentarnos mensualmente a revisar
información clave y hacer un control de gestión periódico. El presupuesto, el flujo de caja proyectado, el rendimiento del plantel de maquinaria, el punto de equilibrio de cada cultivo, el precio objetivo de cada venta de cereal, la posición comercial, los stocks, entre otros.
Hoy la empresa, luego de seis meses de trabajo, cuenta con las “patas atadas” en la
administración y nosotros lo vemos cada vez que analizamos un negocio junto a la familia
aportando nuestra mirada económica-financiera.