La incertidumbre acecha a los productores de la región núcleo, ya que la falta de agua amenaza con alterar los planes de siembra para la actual campaña. Según indicó un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, el fenómeno ha llevado a que muchos se cuestionen si seguir con las rotaciones habituales de cultivos o si es hora de hacer un cambio en sus estrategias. En medio de este dilema, la soja de primera se destaca como una opción más atractiva en comparación con el maíz tardío.
A medida que avanzamos hacia finales de septiembre, la situación en la región núcleo es clara: el agua escasea y amenaza con poner en riesgo la intención de siembra de maíz temprano. Se estima que se sembrarán allí 1,57 millones de hectáreas, una cifra similar al año anterior. Sin embargo, la falta de humedad en el suelo plantea un desafío significativo.
Hasta la fecha, se ha sembrado solo el 18% del maíz, un avance que supera considerablemente el 5% registrado en el mismo período del año anterior. A pesar de este progreso, la sequedad del suelo pone en duda la concreción de los planes de siembra. En áreas como Marcos Juárez, la falta de agua ha interrumpido las labores, y se requiere con urgencia una lluvia para poder continuar.
Márgenes netos y decisiones difíciles
La escasez de agua ha llevado a los agricultores a sopesar sus opciones con cuidado. Los márgenes netos se han convertido en un factor determinante en la toma de decisiones. Sorprendentemente, la soja de primera ha superado al maíz temprano en términos de rentabilidad. Según los datos más recientes, en campos propios, la soja de primera supera al maíz en $46 dólares por hectárea, con una ganancia neta de $467 dólares por hectárea en comparación con $421 dólares por hectárea para el maíz.
Incluso en campos alquilados, donde ambos cultivos muestran márgenes netos negativos, la soja de primera se presenta como la opción menos perjudicial, con pérdidas de tan solo $167 dólares por hectárea frente a las pérdidas de $229 dólares por hectárea para el maíz.
El maíz tardío, por otro lado, enfrenta márgenes muy ajustados y una clara desventaja frente a la soja de primera. En campos propios, el maíz tardío genera $186 dólares por hectárea en comparación con los $467 dólares por hectárea de la soja de primera. En campos alquilados, la brecha es aún más pronunciada, con pérdidas de $506 dólares por hectárea para el maíz tardío en comparación con las pérdidas de $167 dólares por hectárea de la soja de primera.
Mirando hacia el futuro
La incertidumbre climática hace que los agricultores consideren seriamente la opción de pasar de la siembra de maíz a la de soja de primera, especialmente si la sequía obliga a diferir la siembra de maíz hasta diciembre. Sin embargo, esta decisión también depende de la factibilidad de los herbicidas preemergentes utilizados en la preparación de los lotes.
Así, la falta de agua está llevando a un cambio de tendencia en la elección de cultivos en la región núcleo. La soja de primera está ganando terreno frente al maíz tardío, respaldada por márgenes netos más favorables en un contexto de incertidumbre climática. Los agricultores se encuentran en una encrucijada, sopesando cuidadosamente sus opciones en un esfuerzo por adaptarse a las condiciones cambiantes del clima y proteger sus resultados económicos.