Guillermo Abertondo es ingeniero agrónomo, y gerente de una empresa de transporte en el sur de Santa Fe, en la zona de mayor producción a nivel nacional, que es la zona núcleo.
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En primera persona cuentó cómo vive el impacto de la sequía y cómo piensan afrontar el año desde su sector, el transporte, luego de la coyuntura económica adversa para el sector, donde estadísticas señalan que probablemente se realicen 50 por ciento menos de viajes.
“El impacto lo empezamos a sentir desde la cosecha de trigo”, afirma Abertondo. Y explica que en “algunas zonas se cosechó un 50 o 70 por ciento menos que en una producción normal, no récord”, aseguró en Rivadavia Agro..
“Y teníamos una vela prendida hacia los cultivos de verano, y vino un período seco combinado con la ola de calor”, cuenta.
En ese sentido, explica que el impacto también se está viendo en estos cultivos, que son los que abarcan mayor superficie de la zona.
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“Lo que más se ve es el impacto en el maíz, retraso en la fecha de siembra, la soja de primera, también en la soja de segunda”, aclara.
¿Qué pasa con el transporte y otros servicios?
Para Abertondo, el impacto de la sequía excede el transporte y se vuelca a la economía de cada localidad.
“El primer eslabón de la cadena es el productor agropecuario, pero creemos que en el resto de la cadena el impacto va a ser igual o mayor al resto. El transporte es el que viene atrás”, dice.
Esa disminución de rendimiento, recordó, va a impactar primero en el productor y se va a trasladar al transporte.
Por otro lado, explica que las empresas de transporte suelen recibir camiones para el movimiento de la cosecha desde otras zonas. Sin embargo, este año por la sequía no va ser así.
“Por el solo hecho de tener un camión se tiene un costo fijo”, explica. Al tener un 50 por ciento menos de viajes se piensa en frenar la contratación de personal", afirma. “Menores ingresos y subas por la inflación es imposible que esa persona sigue en ese rubro”, resume.
En los pueblos del interior, donde se vive casi en un 99 por ciento del agro, el resentimiento en la actividad económica “va a ser terrible”, y repercutirá en “los negocios” y hasta en “los productos alimenticios”.
“Todos ajustan a su medida el tamaño de la empresa. Si mañana nos sobra los camiones no los vamos a poder sostener, tenemos que migrar, buscar alguna zona donde haya algo más de producción o mayor demanda de transporte”, afirma.
Sin embargo, como todo hombre de campo es optimista.
La única solución para Abertondo es que el productor primario sea ayudado de alguna manera.
“Estamos mirando el futuro hacia el próximo ingreso que es diciembre 2023, porque lo de ahora está perdido. Si al primer eslabón la va bien tengo margen para sentarme a negociar”, concluye.