Agricultura

Alerta en el campo: detectan altos porcentajes de fallas en la aplicación de insecticidas en cultivos de soja  

Aapresid reveló que el 58% de los productores registró fallas en la aplicación de insecticidas del grupo de las diamidas para el control de la oruga medidora.

Una reciente encuesta de la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid reveló que el 58% de los productores registró fallas en la aplicación de insecticidas del grupo de las diamidas para el control de la oruga medidora (Rachiplusia nu) en cultivos de soja.

En los últimos años, la plaga mostro signos de pérdida de susceptibilidad a las tecnologías Bt, lo que ha obligado a muchos productores a volver al control químico. Sin embargo, los problemas en la eficacia de los tratamientos han generado incertidumbre en el sector, llevando a preguntarse si se trata de un caso de resistencia o errores en la aplicación.

Desde la introducción de la soja Bt con la proteína insecticida Cry1Ac, el control de lepidópteros mejoró considerablemente. Sin embargo, en la campaña 2021/2022 se reportaron daños por oruga medidora en lotes Bt, y estudios de la EEAOC (Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres) confirmaron la pérdida de susceptibilidad a esta proteína.

La llegada de eventos combinados Cry1Ac y Cry1F restauró temporalmente la eficacia del control, pero en la última campaña volvieron a aparecer señales de alarma con indicios de menor sensibilidad de R. nu. Ante esto, el 46,5% de los productores aplicaron insecticidas para el control de la plaga en sojas Bt durante la campaña 2023/2024, y el 36,8% utilizó diamidas.

No obstante, los expertos de la REM sostienen que las pruebas en condiciones controladas muestran que insecticidas como clorantraniliprole siguen funcionando con más del 90% de eficacia, por lo que la falta de efectividad en campo estaría vinculada a deficiencias en la calidad de aplicación y no a resistencia de la plaga.

Uno de los principales desafíos es garantizar que el producto llegue a las orugas, ya que el medidora suele refugiarse en el estrato medio e inferior del cultivo y en la cara inferior de las hojas, generando un “efecto paraguas” que impide el contacto con la pulverización.

Además, el clorantraniliprole actúa por ingestión, por lo que es clave que las orugas consumen la hoja tratada para que el producto sea efectivo.

  • Para maximizar la eficacia del control químico, la REM recomienda:
  • Aplicar temprano: Antes del cierre del canopeo, para mejorar la llegada del insecticida a las hojas inferiores.
  • Ajustar la técnica: Regular el tamaño y cantidad de gotas pulverizadas para asegurar una cobertura correcta.
  • Utilizar coadyuvantes: Incorporar aditivos que reduzcan la evaporación y mejoren la penetración del producto.
  • Evitar aplicaciones en condiciones adversas: No aplicar en momentos de estrés térmico o hídrico, ya que esto afecta la movilidad del insecticida y su efectividad.
  • Monitorear y rotar principios activos: Detectar infestaciones a tiempo y alternar modos de acción para prevenir la resistencia.

La sostenibilidad del control de R. nu dependerá de una estrategia integral que combine herramientas biológicas, biotecnológicas, químicas y culturales. Solo con un manejo adecuado se podrá garantizar la eficacia de los tratamientos y evitar la aparición de resistencias en el futuro.

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