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Alerta roja para productores: confirman el primer caso a nivel mundial de resistencia a flurocloridona

La flurocloridona es un herbicida residual y selectivo de preemergencia que paradójicamente tiene una moderada peligrosidad para desarrollar resistencia.

Investigadores de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) confirmaron en Tandil el primer caso a nivel mundial de resistencia de Brassica rapa (nabo) al herbicida flurocloridona, un hallazgo que consolida un nuevo caso de resistencia múltiple en esta maleza.

La Brassica rapa ya era reconocida por su alta adaptabilidad a diversos modos de acción: en 2018 se había comprobado su resistencia al glifosato, inhibidores de ALS y 2,4-D, lo que encendió las alarmas en todo el sector productivo. Sin embargo, el nuevo hallazgo suma una cuarta resistencia, esta vez a un herbicida residual que hasta ahora era una herramienta clave para diversificar estrategias de manejo.

El equipo conformado por Víctor Juan, Lucía Ledesma y Federico Núñez Fré, de la Facultad de Agronomía de UNICEN, fue el responsable de llevar adelante los ensayos que confirmaron el fenómeno. El biotipo analizado —originado en lotes de Tandil— mostró resistencia comprobada a flurocloridona, sumándose a los mecanismos ya presentes, lo que representa una amenaza concreta para el manejo integrado de malezas en el país.

Este descubrimiento tiene una relevancia global, no solo por tratarse del primer caso documentado en el mundo, sino porque compromete una molécula que, si bien de uso moderado, era considerada de bajo riesgo de generar resistencia por su modo de acción poco frecuente en comparación con otros herbicidas más usados, como los ALS.

Desde la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid se venía advirtiendo sobre el avance del nabo en zonas productivas del sudeste y centro de la provincia de Buenos Aires, donde se ha detectado presencia en hasta el 100% de los partidos relevados. Este escenario llevó a muchos productores a adoptar flurocloridona como herbicida de presiembra o preemergencia en cultivos como trigo, cebada, girasol y maíz, e incluso para controlar escapes en postemergencia.

Sin embargo, ya en la campaña 2021/22 comenzaron a registrarse controles parciales y nacimientos frecuentes pese a las aplicaciones. En respuesta, muchos manejos recurrieron al aumento de dosis, lo que, según advierten los expertos, intensificó la presión de selección sobre el biotipo resistente.

El hallazgo reabre el debate sobre la urgente necesidad de rotar principios activos, integrar manejos culturales y no depender exclusivamente del control químico, en un contexto donde cada vez hay menos herramientas disponibles frente al avance de malezas resistentes.

“La flurocloridona era vista como una aliada para aliviar la presión sobre grupos críticos como las ALS. Ahora, esta resistencia obliga a redoblar los esfuerzos en investigación y estrategias integradas”, advierten los especialistas.

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