Si bien no se trata de una plaga típica de los campos santafesinos, su mayor presencia en lotes de varias localidades del norte provincial enciende luces de alarma y obliga a estar atentos, para poder implementar estrategias de manejo que amortigüen su impacto en la producción.
Por eso, se realizó una jornada en al ámbito de la Región Norte de Santa Fe de los grupos CREA, donde el CREA Margarita y la comisión de agricultura de la región, con sus coordinadores técnicos Gustavo Ferrero y Carolina Furlani a la cabeza, decidieron convocar a productores y técnicos para actualizar toda la información de este “bicho”, que se está comiendo la soja en etapas claves del cultivo.
Para el Ing. Agr. German Poi, asesor del grupo CREA Margarita, el picudo del tallo de la soja (sternechus subsignatus) se empezó a encontrar en la campaña pasada en muy pocos lotes, en casos muy puntuales. “Pero en esta campaña ya se está viendo en un 80 % de los lotes de soja de la zona de Margarita, Calchaquí y Vera. Más al sur no se ve con tanta frecuencia, hacia Vera y Pintado ya son casos aislados”, advierte.
Poi destaca que los niveles en las cabeceras o bordes son elevados, aunque si nos adentramos en el lote se registra menos presión, pero que sin dudas “la plaga está en la zona y debemos aprender a manejarla”. En un principio habrá que conocer un diagnóstico zonal para ver su real extensión. Para ello, aconseja realizar muestreos de suelo y colocar jaulas trampas para conocer los pulsos de emergencias.
¿Porqué se expande?. Todavía no se sabe a ciencia cierta, aunque Poi opina que las posibles causas del avance de la plaga se pueden encontrar en un mayor uso de insecticidas específicos para lepidópteros que no tienen efectos sobre otras especies, o en el mayor uso de la soja Intacta y el consecuente menor uso de insecticidas.
Para el especialista vale la pena conocer las características relativas a esta plaga. “Es una plaga de ciclo anual”, comienza aclarando. Y continúa explicando que su ciclo comienza cuando la hembra coloca los huevos en el interior de los tallos de la soja. “En un principio los coloca en tallos principales, y en la medida que estos se van lingnificando los pone en ramificaciones”. Además, explica que una vez puestos los huevos se forma un callo, dentro del cual nace la larva que se va alimentando en el interior del tallo produciendo la muerte del tallo o rama en la que se encuentra.
Luego, al llegar el otoño, el tallo o rama afectada se quiebra y la larva se deja caer, pasando el invierno bajo la tierra, a unos 10 centímetros de profundidad. “En octubre y noviembre los adultos empiezan a emerger de a pulsos, pero para que el adulto emerja necesita que la superficie del suelo esté húmeda para que oponga menor resistencia a la emergencia, por lo que cada pulso de emergencia generalmente coincide con una lluvia, se considera que la totalidad de los adultos están emergidos 48 horas después de la lluvia”, sostiene.
Picudo y jodido. Según CREA, la plaga ya se manifestó en un 80 % de lotes en los campos de Margarita, Vera y Calchaquí.
Daños
Según Poi, el macho al alimentarse raspa la epidermis del tallo en forma longitudinal deshilachando los tejidos, mientras que las hembras realizan un anillado característico en el tallo principal donde depositan los huevos.
“Una vez que nacen las larvas se introducen al interior de los tejidos estimulando la formación de agallas. Por este daño, tanto tallos como ramas quedan muy debilitados”, explica.
Para controlarlo, aconseja buscarlo en las últimas horas de la tarde, en la noche o bien temprano a la mañana, ya que en las horas de máxima temperatura se encuentra en los estratos inferiores de la planta, en el suelo, o incluso abajo del rastrojo.
Su identificación es sencilla: la larva tiene un cuerpo cilíndrico levemente curvado, blanco amarillento, es ápoda (no tiene patas) y llega a medir hasta 9 mm. La pupa es del mismo color y tamaño similar a la larva. Si bien es una plaga exclusiva de la soja, también puede funcionar como hospedante algunas otras leguminosas.
Según el especialista, las prácticas culturales para mantenerlo a raya pasan por la rotación; la labranza, el control químico y foliar.
Respecto a lo primero, son claves los cultivos estivales distintos a la soja, que rompen el ciclo de la especie (girasol, maíz y sorgo), migrando los adultos a lotes vecinos con soja. “Una vez que un adulto migrando a lotes vecinos encuentra el lote de soja, emite feromonas que atraen a otros adultos hacia ese lote. Por lo que un lote cuyo antecesor es maíz teóricamente debería estar limpio de picudo. El tema está cuando en los lotes vecinos tuvieron soja el año anterior y este año tiene otro cultivo estival, seguramente van a migrar al lote de soja. Por lo que el control perimetral del lote es de fundamental importancia. Ahora deberemos llevar registros no solo de nuestros lotes sino de los vecinos. Hacer muestreos de suelos puede hacernos tomar decisiones de rotación a seguir en cada lote”, aconseja.
En cuanto a la labranza, el laboreo del suelo es una opción para bajar la carga de sternechus del lote, ya que expone las larvas y pupas a la acción del sol y de las aves. “Es más efectivo en octubre, cuando se encuentran en estado de pupa ya que son inmóviles y quedan más tiempo expuestas. Si bien las larvas son ápodas presentan cierto nivel de movilidad, por lo que algunas logran enterrarse nuevamente luego de un laboreo”.
Poi también defiende el uso de los curasemillas, ya que son de vital importancia, porque van a cubrir los primeros estadios de las plántulas de soja. “Los 2 curasemillas que mejor resultados mostraron en ensayo son ethiprole, fipronil y tiametoxam”, sostiene.
Por último, a la hora del control foliar, el especialista aclara que toda aplicación va dirigida al adulto y no a la larva. “Cualquier piretroide de uso frecuente es suficiente para el control, pero se debe prestar especial atención a la hora de la aplicación. Las aplicaciones nocturnas son mucho mas eficientes: los umbrales de daño son 0,5 picudos por metro lineal en V3 a V5 y 10-15 % de plantas dañadas; en V6 y V7 es 1 picudo por metro lineal y 20 a 25 % de plantas dañadas”, explica.
Etapa larval. Su identificación es sencilla, aunque se recomienda hacerlo a la tardecita o a la mañana.
Conocer al enemigo
Según la Ing. Agr. (M. Sc.) María Ana Sosa INTA Reconquista, el picudo es un gorgojo que ataca al cultivo de soja. Ya en el año 1998 se presenta como una nueva plaga de la soja en el norte santafesino. “Los adultos colectados por productores de Campo Hardy en la campaña 1999/2000 confirman su presencia en la provincia, según la identificación realizada por el Ing. Agr. Horacio Rizzo del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMyZA) del INTA Castelar”.
Para Sosa, los daños son ocasionados por los adultos y también las larvas. “Los adultos, picudos o gorgojos, atacan los tallos y pecíolos, especialmente el brote principal, deshilachando los tejidos exteriores y produciendo un anillado característico donde la hembra coloca los huevos. Al nacer las larvas penetran el tallo y se desarrollan en el interior, ejerciendo una acción que provoca la destrucción del sistema vascular al roerlo con sus mandíbulas. Esta acción ocasiona la irritación de los tejidos vegetales que reaccionan formando una agalla, dificultando la circulación de agua y nutrientes”.
Para ello, coincide con Poi en algunas tácticas que se pueden utilizar para manejar la plaga, como la rotación de cultivos, la elección de la época de siembra, sistemas de labranza, cultivos trampas, controles naturales y químicos. “La rotación de cultivos con plantas no hospederas puede interrumpir el ciclo del insecto por la falta de alimento. Las gramíneas y el girasol pueden incluirse en la rotación para sustituir el monocultivo de soja en siembra convencional o directa, porque estos cultivos no son atractivos para la plaga”. También sostiene que los sistemas de labranza influyen sobre el establecimiento y actividad del picudo. En consecuencia, las poblaciones se incrementan y la productividad de las plantas decrece con labranza cero y ocurre lo inverso con labranza convencional. “Como la larva hiberna en el suelo, al labrarlo se la expone a la acción de los enemigos naturales que contribuyen al control natural de la plaga. Según Sosa, los picudos prefieren las leguminosas, el poroto, la soja y algunas especies forrajeras, “por lo tanto estas plantas pueden ser utilizadas como cultivos trampas para atraer, concentrar y controlar la plaga”, dice.
¿Y el picudo negro?
En la jornada de Margarita, también disertó el Agrónomo tucumano Lucas Cazado, asesor CREA NOA (CREA El Rodeo), quien explicó las características otra especie característica del Norte: el picudo negro de la soja (rhyssomatus subtilis), otra plaga con un alto potencial de daño, que suele venir detrás de su antecesor del tallo. “Los adultos producen daños en etapas vegetativas y reproductivo del cultivo. Las hembras ponen huevos con pérdidas de rinde importantes, que impacta también en la calidad de los granos. Es una plaga compleja pero que se mantiene desde Tartagal hasta Catamarca”, aclarando que todavía no hay casos en Santa Fe.
“En Obispo Colombres se hicieron los estudios para toda la zona. Es una especie que migra de lotes vecinos, por lo que es importante la comunicación para evitar la dispersión”. Según Cazado, respecto de la primer plaga, en el NOA hay registros de pérdidas entre un 20 a un 40 % de plantas y de rinde, pero en Santa Fe el daño es del 5 %, lo que deja un incremento en la población para el año que viene, y por eso los productores deben implementar estrategias de manejo. “Dotar una gramínea donde no se hospeda, el uso de curasemillas, aplicaciones foliares de contacto antes que empiece a poner huevos, estudiar la emergencia del insecto en la zona puede ayudar a anticiparse a la presión de la plaga”, sostiene. También aconseja franjas trampa dos o tres semanas antes del cultivo comercial. “En Tucumán ya no es un problema, si bien lo fue desde el 2000 con pérdidas de hasta el 100 % en soja y con altas pérdidas de calidad. Pero en estas últimas campañas viene bajando el daño por un mejor manejo de los productores que ya desarrollan mejor biología y monitoreo. Hoy con 3 o 4 aplicaciones de piretroides (con poca residualidad), se lo puede controlar muy bien”.
A manera de conclusión, Poi opina que hay que estar “alertas, con las manos a la obra. Debemos empezar a trabajar y difundirlo en la zona, para que en conjunto trabajemos para convivir con esta plaga, también para que ningún productor se duerma en los laureles y se quede sin soja. Es una plaga de origen tropical, por lo que difícilmente vaya más al sur que esta zona”, concluye.
¿Cómo identificarlo?
La larva tiene un cuerpo cilíndrico levemente curvado, blanco amarillento, es ápoda y llega a medir hasta 9 mm. La pupa es del mismo color y tamaño similar a la larva. Si bien es una plaga exclusiva de la soja, también puede funcionar como hospedante algunas otras leguminosas.
Recomendaciones de manejo
Es clave detectarlo en el campo durante los estadios iniciales de crecimiento del cultivo. Se recomienda el monitoreo al atardecer, para aumentar las probabilidades de detección de adultos. Considerando que la soja Bt no controla a esta plaga, debe ser monitoreada de igual forma. La presencia de deshilachado en plántulas o plantas en estado vegetativo indica la presencia de la plaga, aunque no se detecte la presencia del adulto. Se recomienda el uso de semillas tratadas. Esto puede otorgar una protección en los 30 días iniciales del cultivo. El control químico foliar debe ser realizado con productos registrados. En caso de haber tenido lotes con alta presión de plaga, se sugiere hacer monitoreos de suelo post-cosecha en la línea de
siembra. Las larvas cumplen su ciclo enterradas a unos 15 cm. de profundidad y permanecen allí hasta el año próximo. Más de 5 larvas por metro cuadrado, indicaría alta presión y se recomienda la rotación a otro cultivo. El muestreo de suelo previo permite tomar decisiones anticipadas, como la rotación de cultivos no hospederos. La labranza interrumpe el ciclo de la plaga, exponiéndola a predadores y condiciones adversas. Anticipar la siembra puede contribuir a la reducción de la infestación. La siembra de franjas trampa con curasemilla también pueden colaborar a bajar la presión. Finalmente, el monitoreo de lotes desde la emergencia a fin de detectar daño y presencia de la plaga a tiempo y tomar medidas de control.