Hace unos veinte años, cuando empezó a producir, Jorge Pazos y el sector en general concebían la producción de arándanos como una actividad pensada sólo para la exportación. Así lo comentaba en su paso por Radio Campo -por Radio Colonia- después de que transcurriera la “Semana del Arándano”.
“Durante muchos años se le dio la espalda al mercado interno, pero en los últimos cinco o seis años entendimos que era un mercado más por conquistar, por lo que empezamos a trabajar con protocolos de calidad para abastecer el consumo local con las mismas condiciones de la exportación”, contó.
El miembro de la Cámara Argentina de Productores de Arándanos explica que uno de los pilares fundamentales en la promoción del consumo interno es la difusión, porque “mucha gente sabía muy poco sobre los arándanos”.
Cada año se encargan de hacer el lanzamiento anual cuando llega el pico de producción, y viene surtiendo efecto: el consumo de los argentinos ha ido creciendo, de ser casi nulo pasaron a venderse en el país unos 3 millones de kilos en cubetas de 125 gramos.
“Necesitamos comunicar que en esos 125 gramos se come un poquito de salud todos los días”, dice Jorge Pazos, que insiste en que el foco está en dar a conocer el producto y derribar algunos mitos.
Uno de ellos es que “es caro”. Según contó el productor, esa cubeta de 125 gramos sale menos dinero que un alfajor de segunda marca. Otro tema es que “tiene semilla”, sobre lo que Pazos responde que se trata de una imperceptible, que permite ingerir los arándanos sin mayor problema.
¿”Los” arándanos? Sí, tal como hacemos con el maní, por poner un ejemplo, el arándano no se consume de a uno, sino de a un puñadito: “Es una explosión de sabor en la boca, y tiene que consumirse así para sentir esa experiencia”.