La peste porcina africana ha dado que hablar durante el año que terminó. El país que vio el peor impacto en su producción ha sido China, donde la cifra de cerdos muertos y/o sacrificados por esta enfermedad superó los 3 millones de cabezas. Ahora, el foco está puesto en su propagación y en los efectos de su llegada a Europa.
Argentina mira con atención el desarrollo que el país pueda darle a ese tipo de ganadería porque se trata de la proteína más buscada a nivel mundial y en la que nuestro país tiene el desafío de comenzar a competir a nivel global por una calidad que todavía no fue superada.
Sobre eso dialogaba con Palabra de Campo -por Radio 10- el médico veterinario Marcelo Zysman, que explicaba que en continentes como el europeo, las autoridades apelan a estándares proteccionistas para sus producciones, por eso no es fácil venderles productos que ellos generan dentro de sus países.
Ahora, sin embargo, se empieza a ver la preocupación que generaron los primeros brotes de peste porcina africana vistos en Rusia. Esta enfermedad, explicó, es sumamente propagante y mata casi al 100% de los animales, ya que si no lo hace hay que sacrificarlos o aislarlos, pero no se pueden comercializar.
El gran problema de esta enfermedad, para la que no hay vacuna ni forma de enfrentarla que no sea a través del manejo, es que también se puede transmitir a través del semes, de chacinados y embutidos. Entonces, la posibilidad de ingreso a cualquier país libre a partir de que entre alguien con, por ejemplo, un chorizo en la valija, genera temor.
Ya se vieron brotes en países como Haití, Brasil o México, y ahora Venezuela importó cerdos y derivados suyos de Rusia, por lo que las autoridades argentinas -teniendo en cuenta la llegada constante de inmigrantes venezolanos, han tomado muchos recaudos.
Fundamentalmente, cuenta, se están haciendo verificaciones exhaustivas de lo que quienes llegan traen en sus valijas cuando ingresan al país, porque el riesgo de que llegue la enfermedad en un jamón es grande, y Argentina -afortunadamente- aún no tiene la enfermedad y la sigue considerando exótica.
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