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Argentina puede aumentar la producción de alimentos con una mayor apuesta a la renovación tecnológica

AFAT, la asociación que nuclea a diversas empresas vinculadas a la fabricación y comercialización de cosechadoras, tractores, pulverizadoras, maquinaria y motores en Argentina, aseguró que nuestro país está ante la oportunidad de aumentar la producción agroalimentaria si apuesta por una mayor inversión en la renovación tecnológica de la...

AFAT, la asociación que nuclea a diversas empresas vinculadas a la fabricación y comercialización de cosechadoras, tractores, pulverizadoras, maquinaria y motores en Argentina, aseguró que nuestro país está ante la oportunidad de aumentar la producción agroalimentaria si apuesta por una mayor inversión en la renovación tecnológica de la maquinaria agrícola autopropulsada.

En el marco de una conferencia de prensa que se llevó a cabo en La Rural con motivo del Día de la Maquinaria Agrícola, titulada “El desafío de fabricar maquinaria agrícola autopropulsada en Argentina”, directivos de las empresas asociadas a AFAT coincidieron en la necesidad de alentar a la modernización del parque, que según datos del Censo Nacional Agropecuario, envejeció de manera significativa dado que el 73% de los tractores y el 46% de las cosechadoras locales son equipos con más de 15 años de vida.

La presentación estuvo a cargo de Leandro Brito Peret, director ejecutivo de AFAT, quien destacó que la asociación, que se fundó en 1973, cuenta con siete empresas radicadas en Argentina en las tres provincias de la zona núcleo (Córdoba, Santa Fe y provincia de Buenos Aires). “En conjunto, representamos el 77% del patentamiento de tractores, el 94% de las cosechadoras, el 100% de las forrajeras autopropulsadas y casi el 43% de las pulverizadoras autopropulsadas. Para alcanzar esta presencia y penetración en el mercado, entre todos los socios sumamos 10 plantas industriales que superan, en total, los 575 mil metros cuadrados en superficie fabril. La capacidad instalada suma 11.500 tractores, 4.000 cosechadoras, casi 500 pulverizadoras, 77.000 motores y casi 1.000 implementos. Para esto, generamos empleo para más de 9.000 familias, contando solamente el trabajo en planta y una red comercial que abarca 650 puntos de venta en todo el país. A esta estructura hay que agregarle las casi 2.000 empresas proveedoras de bienes y servicios en Argentina. Todo este esfuerzo se ve reflejado en números: en el año 2020, la facturación agregada de las empresas alcanzó los casi $94 mil millones, y arriba de los US$ 227 millones en exportaciones”, detalló.

Según datos de la asociación, actualmente existen más de 1.200 empresas que fabrican o ensamblan maquinaria agrícola y agropartes en Argentina, y en la cumbre de esa pirámide se encuentran las fabricantes de maquinaria autopropulsada, es decir, aquella que se mueve por sus propios medios. Se trata de tractores, cosechadoras de granos, pulverizadoras, cosechadoras de forrajes y algunas otras máquinas especiales, cuyo proceso de producción es complejo porque requiere aplicación de recursos humanos, económicos y tecnológicos, demanda experiencia acumulada durante décadas y la construcción de un prestigio de marca.

Para AFAT, este sector es fundamental para la economía nacional, ya que posee plantas industriales que funcionan como polos económicos a su alrededor, genera un alto volumen de puestos de trabajo con colaboradores que se capacitan continuamente y sostiene fuertes redes de comercialización distribuidas a lo largo y a lo ancho del país que dan trabajo a miles de familias tanto en ciudades grandes como en localidades pequeñas.

“La mayoría de nosotras somos empresas sólidamente fijadas a este suelo y llevamos décadas produciendo maquinaria autopropulsada en el país con una vocación unívoca de industria argentina. En ese tiempo hemos conformado una amplia red de proveedores aportando al desarrollo y crecimiento de muchos de ellos. Aplicamos a los tractores, cosechadoras de granos y forrajes y pulverizadoras que producen altos niveles tecnológicos generados en el país o transferidos de sus centros de desarrollo en otros países”, señaló Ignacio Armendáriz, gerente comercial de Agrale Argentina.

Armendáriz resaltó que las empresas cuentan con una capacidad industrial que duplica a la ocupada actualmente, lo cual es un recurso que la economía argentina debería aprovechar a través del impulso del crecimiento de los mercados.

En este sentido, aseguró que la existencia de una ley de Plan Canje o de renovación de maquinaria agrícola generaría diversos beneficios, como por ejemplo la aceleración de la incorporación de tecnología a la producción agropecuaria, la incorporación al circuito de pequeños productores incapaces de producir actualmente por la obsolescencia de su parque, la remecanización de provincias cuyo parque de maquinaria es totalmente obsoleto, la eliminación de costos de reparaciones de maquinarias con varias décadas de uso, el avance en la sustentabilidad con equipos con prestaciones más amigables con el ambiente y el mejor aprovechamiento de la oportunidad de labor por medio de la utilización de maquinaria de última generación más confiable.

“No hace falta ser un especialista para afirmar que los tractores, cosechadoras de cereales y forrajes y pulverizadoras de hace 15 años o más son unas máquinas completamente distintas a las que se comercializan actualmente: sistemas de cambios bajo carga, transmisiones automáticas, control satelital, pilotos automáticos o control de pérdidas son solo algunas de las mejoras técnicas que ofrecen las máquinas actuales y a las cuales se facilitaría el acceso por medio de un plan de renovación”, remarcó Armendáriz.

El directivo de Agrale hizo hincapié en el proyecto que inició AFAT en 2020 para avanzar en esa línea, que presentó al Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación y que vienen enriqueciendo con el aporte de ACARA.

“Los fondos asignados al plan renovación deberían incluirse anualmente en el Presupuesto Nacional como una partida al efecto asignada al Ministerio de Agricultura, y el beneficio debería ser otorgado directamente al productor agropecuario o contratista propietario de la máquina obsoleta y comprador de una unidad nueva similar. Es condición para recibir el beneficio que la máquina obsoleta sea previamente destruida”, detalló.

En ese marco, Armendáriz aseguró que el financiamiento es otro de los puntos fundamentales para el acceso del productor y de los contratistas a la renovación de tractores, cosechadoras de cereales y forrajes y pulverizadoras.

“En una economía sostenida fuertemente por la producción agropecuaria, el apoyo estatal al sector vía financiamiento debería ser política de Estado, ya que es a través de ella que el país obtiene parte importante de las divisas que necesita”, sostuvo.

Y agregó: “Deben existir líneas de crédito permanentes en el tiempo, a tasas preferenciales si es posible, previsibles en cuanto a la no modificación de su estructura y transparentes en la asignación y el destino de los fondos”.

Calidad e integración local: el desafío de los proveedores

En comparación con la industria automotriz, la industria de la maquinaria agrícola autopropulsada demanda piezas de alta complejidad e inversión y de muy bajo volumen (ej.8.000 tractores año vs. 800.000 automóviles). Ante este panorama, el objetivo es desarrollar proveedores de calidad de clase mundial en Argentina que además de suministrarnos piezas localmente puedan sumar volumen a su ecuación de inversión a partir de la exportación a otras fábricas hermanas de las empresas de AFAT en el resto del mundo.

Sergio Fernández, presidente de industrias John Deere Argentina, explicó:
“Como todo fabricante, por comunicación, entrega, inventarios, desarrollo de productos, logística, entre otros factores, siempre preferimos una base de proveedores local a una importada, pero obviamente tenemos que tener en cuenta la realidad de la disponibilidad tecnológica. Está en nuestro ADN fomentarla y para eso en AFAT trabajamos con el INTI, por ejemplo para desarrollar ensayos que todavía no se pueden hacer en Argentina, y también en otro aspecto importante de la política industrial que es la articulación con actores del ámbito gubernamental, académico y científico/tecnológico, aportando nuestro expertise y know-how en sistemas de manufactura, procesos de calidad y experiencia global en el desarrollo de proveedores”, relató Fernández.

“Una agroindustria de primer nivel como la argentina requiere de una base de maquinaria agrícola autopropulsada nacional también de primer nivel. Quienes formamos AFAT estamos para conseguirla”, expresó Fernández durante la conferencia.

El contexto actual

Tomás Liceda Rosasco, de CNH Industrial, se refirió al contexto productivo actual y a la transferencia de tecnología en pos de la productividad. “Estamos yendo a una campaña récord histórica en Argentina, y el avance en tecnología, principalmente en cosechadoras, nos va a permitir reducir pérdidas”, señaló.

“A pesar del contexto mundial de las últimas dos campañas, el sector productivo argentino sigue avanzando. Si se miran los números, se están alcanzando los 34 millones de hectáreas con una producción total de 130 millones de toneladas. Esa es una muy buena noticia para todos los que nos vinculamos con el sector”, expresó.

El directivo sostuvo que la demanda de robots y las soluciones de la agricultura de precisión tendrán un impacto en el total de la producción, y afirmó que es hora de prestar atención en ese sentido. “Con solo renovar o actualizar el parque de maquinaria actual en Argentina podríamos dar un fuerte salto en productividad”, consideró.

Costos, un punto clave

A su turno, Carlos Palmieri, gerente general de Jacto, señaló la importancia de poner el ojo en los costos e impuestos a la hora de producir.
“Por un lado, afecta a la caja el recupero del IVA diferencial entre el 21% de costo de materiales al 10,5% que recuperamos en la venta, que es lento y con alta desvalorización y costo financiero incierto”, explicó.

En tanto, señaló que el IIBB e Impuestos Municipales son elevados y, al no estar extremadamente claros en su forma de generación y/o cálculo, también impactan en costos por la gestión administrativa.

Además, indicó que existen otros impuestos que impactan en la comercialización, como Sellos, que mantienen costos muy elevados y que afectan en gestiones complejas y demoradas.

“También podemos mencionar, en relación a los empleados, a la cantidad de sindicatos que existen en nuestro país, más de 3.000, y a partir de ello, más de 3.000 negociaciones diferentes, leyes, exigencias y alternativas. A eso se suman las exigencias de seguros, que si bien tienen en su mayoría costos bajos, existen tres o cuatro diferentes para atender cada contratación, lo que implica cálculos interminables de impuestos varios como Ganancias, obras sociales, incrementos no remunerativos, luego remunerativos, entre otros”, detalló.

Impacto ambiental: es posible producir más de manera sustentable

En otro momento de la conferencia, Hermes Machado Da Silva, presidente de Stara Argentina, se refirió a la importancia de crecer en la apuesta por la sustentabilidad para producir más con menor impacto ambiental.

“Nuestro desafío es aumentar la producción de alimentos ante el constante aumento de la población a nivel mundial. Para el 2030 seremos 8.5 billones de habitantes en el mundo, y debemos atender la demanda que ese crecimiento requerirá cuidando los recursos”, expresó.

Dentro de esta línea de trabajo, AFAT presentó al gobierno una propuesta para la reducción de emisiones de la maquinaria agrícola equipada con motores de potencia entre 19Kw y 560Kw, consistente en implementar en el país, en forma gradual, una normativa equivalente a la Tier 3 de EE.UU., Stage IIIA de la Unión Europea o MAR-1 de Brasil.

Diversidad, inclusión y rol de la mujer

A su turno, Gisele Tort, gerente de Servicio Técnico a Campo de Agco Argentina aseguró que en AFAT existe el compromiso de mejorar continuamente los procesos y programas para asegurar un entorno seguro, inclusivo y estimulante para la fuerza de trabajo y los futuros líderes del sector.

“Reconocemos la importancia de la diversidad y la inclusión en nuestro entorno de trabajo y en las comunidades. Nuestros líderes saben, debido a la experiencia, que la diversidad en el pensamiento promueve la creatividad y la innovación y que al fomentar un entorno inclusivo se aprovecha dicha creatividad para un mayor éxito en los negocios. La creciente participación de las mujeres en la agroindustria, incluso en puestos destacados, también merece atención”, expresó.

Conclusiones

Finalmente, el presidente de AFAT, Reynaldo Postacchini, señaló que es fundamental un trabajo en conjunto entre el sector privado y el público para potenciar el desarrollo de la maquinaria autopropulsada en Argentina, con el objetivo de dar un salto de productividad.

“Desde AFAT buscamos traer la mejor tecnología para la mejor producción, con el menor impacto ambiental posible. Estamos haciendo el esfuerzo para ser competitivos y ayudar al sector a seguir creciendo”, expresó.

Asimismo, resaltó que la integración a nivel género es muy importante y hay, en ese sentido, un gran camino por desarrollar, al igual que lo referente a la capacitación y al avance en la conectividad.

“Tenemos que incentivar la educación rural para que el día de mañana los jóvenes sepan manejar la tecnología”, cerró.