Mientras los productores se preparan para la implantación de pasturas, el especialista y consultor privado Juan Lus repasó, en Agenda Aapresid, los saldos de la campaña anterior y comentó las claves para la nueva siembra.
La escasez de lluvias en la campaña anterior ha generado una situación compleja en los establecimientos ganaderos. Juan Lus comentó que “la producción forrajera ha sufrido una situación dramática, sobre todo durante el transcurso del verano. Se han perdido muchos recursos forrajeros y no se han podido sembrar pasturas y verdeos de manera normal durante el inicio del 2023”.
Según indica, esta situación mostró diferente gravedad según el área. En las regiones de Entre Ríos y Sudeste de Buenos Aires, han logrado un grado de implantación de pasturas exitoso, gracias a la recomposición temprana de las lluvias a fines de febrero y principios de marzo, no así en el resto de la región Pampeana.
La disponibilidad de semillas forrajeras fue otro factor que dificultó la implantación. La baja producción nacional y las limitaciones en las importaciones han contribuido a la escasez de semillas, sobre todo de especies anuales, lo que llevó a un aumento significativo en los precios.
El impacto en el manejo ganadero ha sido notable. En primer lugar, el productor hizo uso de alguna escasa reserva que pudo acumular en el verano, como silajes. Otro camino fue comprar reservas, de calidad muy variable y precios altísimos. En última instancia, y debido en muchos casos a la imposibilidad de sembrar verdeos, muchos optaron por disminuir la carga de animales.
En cuanto a las recomendaciones para la nueva campaña, Lus especifica que:
“El panorama de producción de semillas forrajeras se avizora con disponibilidades un poco mejores que la campaña anterior, dependiendo de las especies. Sin embargo, todavía no vamos a llegar a situaciones de abastecimiento normal y se esperan que los precios continúen firmes”.
En el caso de las alfalfas, la cosecha en Cuyo y la zona de Bahía Blanca no fue tan dramática como se avizora en las leguminosas anuales o bianuales, como tréboles y lotus.
Las semillas de gramíneas perennes como festuca, pasto ovillo y agropiro también están complicadas. Éstas se cosechan en lotes de segundo año, o sea solamente los que sobrevivieron al verano pasado, a lo que se suma una importación restringida. En contraparte, los verdeos de invierno como el raigrás, están en buen estado y se espera una producción de semillas normal.
Finalmente, el especialista destacó la importancia de planificación anticipada, no sólo en la correcta elección de especies, composición de mezcla y densidad de siembra, sino también en la elección de los lotes y del antecesor, hasta el manejo de malezas. El compromiso entre lograr un equilibrio entre la necesidad de utilización y el cuidado de los recursos forrajeros, dentro de un manejo racional, será fundamental para minimizar los impactos de condiciones climáticas adversas como las ocurridas.