Este año las importaciones de Argentina de Chile han generado malestar a más de una economía regional, principalmente a las que se encuentran en Mendoza. En los últimos meses, el ingreso de vino, durazno, ciruela y pasta de tomate trajo ciertas dudas sobre el futuro y competitividad de estos productos del país trasandinos con los locales.
Esto coincide con los datos que dejó el intercambio comercial entre Argentina y Chile. Según el Indec, las importaciones en diciembre desde Chile alcanzaron 55 millones de dólares, con un aumento de 14,6% respecto a igual mes del año anterior (U$S 7 millones).
Según el ente, el 93,4% de las importaciones desde Chile fueron Bienes de consumo y Bienes intermedios. Los principales productos fueron: vinos, salmones, paltas, tomates preparados o conservados, alambre de cobre, cajas de cambio, filetes de salmones.
No obstante, al analizar la balanza comercial total entre Argentina y Chile, el intercambio comercial con este país en 2016 registró un superávit de U$S 1.608 millones.
Las exportaciones cayeron 4,5% y las importaciones 3,9%. La baja en las exportaciones se debió a todos los rubros con excepción de productos primarios, cuyas ventas crecieron 24,2%.
En tanto, descendieron las importaciones como consecuencia de las menores compras de bienes intermedios y piezas y accesorios para bienes de capital.
Similares fueron los datos del acumulado anual. Las importaciones durante el período enero-diciembre de 2016 respecto de igual período del año anterior cayeron 6,9%. Un dato que sobresale teniendo en cuenta que durante el año pasado diversos productores y comerciantes estaban en alerta por la apertura de las importaciones en este Gobierno.
El caso del vino
Más allá de que en el acumulado las importaciones de Chile hayan caído, la realidad marca que en diciembre el ingreso de productos del vecino país se incrementaron. En este marco, el ingreso de vino, durazno y tomate creció y genera- malestar en los sectores agroindustriales de la provincia.
En primer lugar, el ingreso de vino -a granel y fraccionado- fue uno de los temas de preocupación en 2016, el año de la peor cosecha de los últimos 56 años.
No obstante, al analizar los números finales se obtiene que en noviembre de 2016 ingresaron en total 13.070,08 hectolitros contra 327,75 hectolitros del mismo mes del año anterior.
Mientras que en octubre entraron 4.498,89 hectolitros de vino en contraposición con los 9,84 hectolitros de vino importados el mismo mes el año anterior. Esta foto marca que el ingreso de vino, principalmente de Chile, ha crecido en el último tiempo.
Para las Cámaras del sector esto no es una situación preocupante ya que sólo marca un problema estacional, de escasez de vino. Además, y en base al INV, el gerente de Bodegas de Argentina, Juan Carlos Pina, aseguró que lo que hay que analizar es la película entera.
En este sentido, y según el INV, Argentina destinó -tanto al mercado interno como externo- unos 100 millones de litros de vino mensuales (el 75% es vino genérico) y desde Chile llegaron 3 millones de litros en el 2016. Por lo tanto, lo que se ha importado es menos del 0,2 % del volumen total producido, por lo que según Pina dichos números "no son representativos o preocupantes para el sector".
"Si uno frena las importaciones estaríamos hablando de la alternativa de no proveer vino en una categoría muy sensible y competitiva como es el tetra", aclaró el empresario. Agregó que aquel que no encuentra este producto en góndola inmediatamente se va a otros sustitutos como la soda, gaseosa, agua, amargos, etc.
"No es lo mismo que sucede con un vino de $ 60 que compite con productos de su misma categoría", aclaró Pina. Desde las cámaras señalan que se busca abastecer el mercado interno y "lejos está de ser una especulación para bajar los precios".
Durazno, ciruela y tomate
En el caso del durazno y la ciruela en fresco la situación es diferente y, según Juan Riveira, presidente de Aspeff es preocupante, teniendo en cuenta que la producción mendocina tranquilamente puede abastecer el consumo de Argentina, por lo que estaría pasando es que las empresas relegan producción local por chilena.
Otra preocupación que manifestó el empresario es que la fruta que llega a Mendoza y Argentina ingresa con plagas que acá no existen, lo que podría llegar a ser un problema a futuro. Según Riveira, tanto el durazno como la ciruela que entró se debió a que se especulaba a que la producción de la provincia iba a ser pobre, sin embargo esto no sucedió, lo que "perjudica a los productores locales si esta situación continúa".
Además, Riveira mencionó que esto se suma a la dificultad que han tenido los productores mendocinos para exportar fruta de carozo a Brasil y "mucho más cuando se habla de Chile, cuando ni siquiera te dejan pasar comiendo una en el auto".
Para Alfredo Aciar, subsecretario de Agricultura y Ganadería de la provincia, la situación de las importaciones de los productos recién expresados está relacionada específicamente con la falta de materia prima por las malas cosechas.
De este modo, en el análisis que hace el Ejecutivo, el incremento de las importaciones de Mendoza y Argentina, en cuanto a productos del agro, es una situación coyuntural y específica y "nada tiene que ver con una realidad o un fenómeno que venimos observando hace años. Por lo tanto, no creo que sea preocupante".
En base a ello, Aciar contó que para algunos de los productos el Gobierno provincial tomó cartas en el asunto, mientras que en otros, por el momento no se hizo nada porque no es relevante en cantidad.
Así, destacó que para el caso del vino lo que se hizo para desalentar la importación -por el malestar y la queja de los productores locales- fue aumentar el impuesto de los ingresos brutos para aquellos vinos fraccionados con producto importado, el cual se elevó de 4% a 6%.
Mientras que para el caso del resto de los importados "lo que creemos que pasará es que con cosechas mejores, Argentina no tendrá necesidad de buscar materia prima en el vecino país".
No obstante, para el tomate se dan dos fenómenos: mala cosecha por las lluvias, pero, además, la creciente importación también está dada por falta de materia prima.
"Este año a las empresas no les quedó otra alternativa que salir a buscar más tomate a Chile. Por lo que de prohibir o incrementar impuestos no tendría sentido debido a que las empresas no tendrían como proveer al mercado o elaborar sus productos. Lejos está de ser este fenómeno relacionado al tipo de cambio o pérdida de competitividad de Mendoza", puntualizó Aciar.
Al tiempo que expresó que para desalentar estas importaciones lo que el Gobierno tiene previsto hacer este año es mejorar la competitividad, ayudando a aumentar los rindes. Para ello "ofreceremos créditos para riego por goteo o maquinaria. Así aumentaremos la producción y en el mediano plazo lograremos auto abastecernos y las empresas no tendrán necesidad de importar", remarcó el empresario.
Cabe destacar que esto se da luego de que la empresa mendocina RPB Baggio decidió no abrir la fábrica de conservas en Mendoza porque comprará toda la pasta de tomate en China y Chile.