La integración de la ganadería y la agricultura en el sur de la provincia de San Luis, es una actividad en ascenso. Allí, técnicos del INTA trabajan en la puesta a punto del engorde intensivo de bovinos que, además de superar las limitantes de la producción pastoril, permite aumentar la cantidad de carne por hectárea, optimizar los precios y la calidad final.
Laura Guzmán es especialista en nutrición animal y trabaja en el Laboratorio de Análisis de Alimentos para Rumiantes (LAAR) del INTA San Luis y docente en la Facultad de Ingeniería de Ciencias Agropecuaria de la Universidad de San Luis. “El engorde a corral no compite con la ganadería tradicional extensiva, sino que la complementa”, señaló.
De acuerdo con la especialista del INTA, el negocio está en obtener la máxima ganancia de peso diaria, a corto plazo y con bajo costo. Para esto, es clave el balance de las raciones junto con un adecuado diseño de las instalaciones. De este modo, “se puede aumentar la cantidad de carne por hectárea, con calidad uniforme a lo largo del año”, aseguró.
Con respecto a la alimentación, Guzmán señaló que es una de las limitantes en la zona, por el alto impacto en los fletes, la compra de insumos externos, la provisión continua y estable en calidad, a lo largo del año, de subproductos de la molienda de maíz o producción de biocombustibles. “Por esto, es importante considerar la producción propia, ya sea de cereal o subproductos”, indicó.
“El cambio en los componentes de la ración debe ser progresivo, por eso se aconseja un período de 15 días de acostumbramiento de una dieta fibrosa a una concentrada en granos, como también, es clave el agregado de aditivos para evitar problemas digestivos y metabólicos que alteren la buena ganancia de peso final del ciclo”, recomendó Guzmán y alertó sobre la importancia en la observación del comportamiento individual y del bosteo de los animales.
El suministro de la ración debe realizarse como mínimo dos veces al día, respetando los horarios de distribución. Además, el acceso a las mangas y corrales debe ser cómodo, con una superficie mínima de 15 metros cuadrados por animal, los comederos deberán ser preferentemente de cemento de 50 centímetros de frente por animal y ubicados fuera del corral y con buen piso del lado interno, para minimizar las pérdidas de alimento y eficientizar la conversión.
“El engorde a corral es una alternativa de producción de carne rentable, que permite una integración vertical al sistema agropecuario, superando determinadas limitantes de la producción pastoril”, expresó Guzmán quien agregó: “Esta propuesta tecnológica permite mejorar el precio de la hacienda debido a la percepción de los consumidores de mejor calidad”.