El médico veterinario y genetista, José Bustingorri, se refirió al Plan Nacional de Vacunación contra la Fiebre Aftosa: “perdió su objetivo hace muchos años. Cómo suele suceder en éste país cuando interviene la política, una buena organización con objetivos nobles, la convertimos en un negocio gris e interminable donde muchos privados pagan la fiesta de unos pocos. Permanecer vacunando porque hay miedo de que vuelva a ingresar la aftosa es una posición mediocre de quien tiene miedo de fracasar en el intento de ir por desafíos mayores y se queda en la comodidad del no hacer nada. O peor aún, tiene intereses económicos creados en ese sistema y solo generan excusas para que nada cambie”, expresó el médico.
En este sentido enfatiza que: “vender carne de calidad a los mercados libres y más exigentes del mundo no debería haber salido nunca como principal luz/objetivo del otro lado del túnel. Seguimos vacunando aún después de 20 años sin focos y no tenemos ni siquiera un sistema de tipificación de la carne como Autralia o EEUU que nos permita saber cuál carne producir y vender, info qué podríamos bajar de la web. Inocentemente seguimos creyendo que tenemos la mejor carne del mundo, sin hacer ninguna medición científica. Llevándose los frutos otro eslabón de la cadena de comercialización”.
Asimismo, en su postulado remarcó que “discutimos si dos o cuatro cepas de virus, si 2U$D o 1U$D como el resto de los países de latam, si hubo un foco en Venezuela, si debemos cerrar los entes de vacunación creados o usarlos para el combate de otras enfermedades, si debe estar en la vacuna la cepa SAT o si tienen inmunidad cruzada. Si Uruguay vende corderos con hueso y aún vacuna etc etc. Estamos todos los ganaderos mirando el árbol y discutiendo quién lo riega, mientras nos talan el bosque. Y le hacemos el caldo gordo al bolsillo que hizo buenos negocios durante éstos últimos 20 años”.
Vacuna contra la aftosa. ¿Cuál es la solución?
“Mover la frontera de Libres de Aftosa sin Vacunación (LASV) a la línea negra resaltada, implicaría varias ventajas: El 85% de la ganadería nacional quedaría libre para vender a los mercados más exigentes del mundo la carne que producimos y quieren”, explica Bustingorri.
Y agrega que “el país tiene capacidad, experiencia y conocimientos para hacerlo mañana a la mañana. Hoy la integración entre los entes sanitarios del mundo es mucho más fácil y fluida y el país cuenta con muchos profesionales y técnicos con mucha experiencia a campo en la materia”.
De esta manera manifiesta que “los entes de vacunación desarrollados hasta hoy, deberían quedar vacunando o participando en los diagnósticos de otras enfermedades y financiando la vacuna de aftosa de la zona buffer de la frontera que debería ser sin costo para esos ganaderos. La zona libre sin vacunación debe financiar principalmente la estructura de control que evite el reingreso del virus. La experiencia debe ser usada para perfeccionar la integración público-privada, dejando a SENASA su rol de policía sanitaria y los ganaderos pasan a pagar el control para el no reingreso de la enfermedad en lugar de la vacuna y su aplicación”.
“La frontera sanitaria nueva interna entre la zona libre y con vacuna (hoy Río Colorado) debe ser con mucho control pero de sencillo trámite para pasar con hacienda. Debe frenar la entrada de países vecinos (barrera externa), pero no un impedimento de paso y de protección de precios como es hoy la Patagonia (No barrera interna)”, añade el médico oriundo de Saladillo.
Bustingorri, en tanto, subraya que “debe estar preparada para la prevención, rápida detección y aislamiento del virus en caso de qué eso suceda. Si se generan distorsiones de precios entre la zona libre y la zona buffer, estos deben ser pagados o equiparados por la zona libre”.
“Todas las medidas se deben tomar con protocolos específicos para cada medida y plazos de objetivos y cumplimientos para poder avanzar sin que vuelva a suceder de estar 20 años vacunando sin focos. Ej dejar la frontera patagónica por 3 años más, incorporar a Entre Ríos a la zona libre sin vacunación dentro de 4 años, hacer protocolos para dejar zonas buffer permanentes donde haya fronteras secas, etc.”, remata Bustingorri.