Después del mes de julio casi sin precipitaciones en la región central y norte del país, en agosto se activaron lluvias y tormentas que generaron recargas del perfil edáfico principalmente en la franja este y norte del territorio nacional. En la provincia de Buenos Aires los mayores acumulados de precipitación se registraron en las localidades de La Plata (111.8 mm), Ezeiza (101.3 mm), Las Flores (99 mm), Dolores (138.8 mm), Villa Gesell (102.7 mm) y Mar del Plata (79.4 mm), superando los valores promedio esperados para este mes del año. En las localidades del noreste argentino los registros de precipitación superaron los 100 milímetros en casi todas las estaciones meteorológicas que realizan observaciones de superficie.
Las temperaturas de la última década de agosto resultaron muy inferiores a las normales desde el norte de la Patagonia hasta el extremo norte del país. En la región central y en las provincias del norte se observaron temperaturas máximas hasta seis grados por debajo del promedio para el período analizado, mientras que las temperaturas mínimas también presentaron desvíos negativos respecto a los valores medios.
Algunos cultivos mostraron escaso crecimiento y desarrollo debido a las bajas temperaturas registradas, generando plantas de bajo porte y retrasos en el ciclo fenológico. Por otro lado, en el norte del país los trigales comenzaron a transitar su período crítico, por lo que se requiere que los mismos se hallen libres de heladas y sin limitantes hídricas para alcanzar su mayor desarrollo potencial.
¿Qué prevén los indicadores de gran escala para los próximos meses de campaña?
El ENSO (El Niño Oscilación del Sur, por sus siglas en inglés) es el forzante de gran escala más popular y más estudiado por la comunidad científica en cuanto a impacto, a nivel global y regional, en el comportamiento de las precipitaciones y las temperaturas. Si bien el mismo se halla transitando valores neutrales al día de hoy, se espera que se active a partir del trimestre de primavera y persista durante el verano con una fase fría (La Niña). Esto se debe a que se viene observando -hace ya varios meses- un enfriamiento persistente del agua sub superficial en el Océano Pacífico central y su posterior propagación hacia la superficie del mar. Del mismo modo, se destaca un cambio en la circulación de la atmósfera que es compatible con lo que suele observarse en eventos La Niña, aunque todavía el mismo no está establecido.
Existen otros forzantes de gran escala que la comunidad meteorológica monitorea y estudia ya que los mismos están asociados a comportamientos específicos de la atmósfera. Según los estudios realizados por los especialistas del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Universidad de Buenos Aires, los indicadores que se hallan activos para el trimestre septiembre-octubre-noviembre muestran precipitaciones por debajo de las normales para las regiones del NOA, norte, Litoral y Patagonia argentina, mientras que, en la región central y en Cuyo algunos índices favorecen las precipitaciones superiores a la normales y otros las inferiores a las normales. Asimismo, los forzantes que se encuentran activos para el próximo trimestre, favorecen temperaturas medias superiores a la normales en la provincia de Buenos Aires y en la Patagonia e inferiores a las normales principalmente en la provincias del noroeste argentino.
¿Qué se espera en el corto y mediano plazo?
En los mapas a continuación se observa el desvío de precipitación respecto de los valores medios para todo el país, para las próximas tres semanas, a partir de la salida de los modelos de NOAA-NCEP-CFSv2. Se esperan déficits de lluvia en la región del Litoral y en la provincia de Buenos Aires, hasta el 11 de septiembre. En la segunda semana de pronóstico (del 12 al 18 de septiembre) se prevén precipitaciones por debajo de los valores medios en el noreste del país y en el noroeste, centro y sudeste de la provincia de Buenos Aires. El resto de la franja central del país espera la ocurrencia de valores normales de lluvia. Del 19 al 25 de septiembre, si bien los pronósticos presentan un aumento de la incertidumbre, se destacan nuevamente los déficits de precipitación en el centro y norte de la región del Litoral y en el noreste de la provincia de Buenos Aires.