En el país norteamericano la demanda de biocombustibles tocó fondo. Además, se demoraron las compras del producto. Esta sería la causa. Todo es duda y se enmarca en la elección entre Harris y Trump.
En este sentido, las empresas más grandes a nivel internacional, como Cargill y Bunge fundan en este momento muchas dudas respecto a lo que sucederá en el mercado global de los biocombustibles: es que, en Estados Unidos, se aminoró el ritmo de compras de aceite de soja y se desplomó la demanda.
Biocombustibles: "falta de claridad"
En este marco, analistas del sector granario y energético informaron a la Bloomberg, sobre una “falta de claridad”. Esto se vincula directamente con un nuevo crédito fiscal para los combustibles limpios “está llevando a los productores de biocombustibles a posponer las compras de aceite de soja para principios del próximo año”, expresaron desde la agencia de noticias.
Y ahí está la gran encrucijada desde donde emerge la caída a la demanda general de soja. Inclusive, según fuentes que reportaron a la agencia de noticias internacional, a mediados de octubre, que los minoristas de combustible habían adquirido apenas el 10% de las materias primas necesarias para biodiésel para el primer trimestre de 2025.
Se trata de una comparativa que demuestra que en años anteriores la misma medición daba cerca de un 80%.
Además, informaron que las compañías aguardan por una nueva directriz del Departamento del Tesoro sobre el crédito de producción de combustibles limpios.
Dicha política entrará en vigor en enero, y da forma a un debate clave: si el incentivo fiscal 45Z se aplicará a combustibles de bajo carbono que utilizan biocombustibles importados. Se trataría de una posibilidad que afectaría a la competitividad de la soja estadounidense.