Los beneficios de cosechar los propios alimentos son infinitos. Por ejemplo, implica un cuidado especial, determina una rutina de riego. Utilizar ese momento de contacto con la tierra es una buena forma de pasar el tiempo, es una actividad que se puede hacer con los chicos. También permite ahorrar en alimentos y asegurar lo natural de cada cosecha, eliminando los productos químicos que se le agregan a aquellos procesados, esto también ayuda a mejorar tu alimentación, sin olvidar que el sabor de las frutas y verduras es más intenso. Además, mejora el nivel de vida, ayuda a cambiar el estado de ánimo y la satisfacción de tener en la mesa alimentos cosechados con las propias manos es increíble.
La columna de Mechi De Raíz en Agrolink Radio
El paso a paso
Los requerimientos son bajos y cualquier persona puede lograrlo. Primero, se debe analizar el lugar, la incidencia del viento, la exposición solar, la influencia de las sombras, la pendiente del terreno, la disponibilidad y calidad del agua de riego, entre otros elementos.
La preparación de la tierra y el aporte de materia orgánica son prácticas indispensables para obtener una buena producción en términos de cantidad y calidad, porque con ellas mejoramos las condiciones físicas y biológicas del suelo. Las plantas deben crecer sanas y fuertes.
Perece mucho pero no lo es, con un lugar al reparo, un mínimo de 4 horas de sol diarias, y una tierra rica en nutrientes, la huerta es un hecho.
Consejos prácticos
Tenemos que tener conciencia que la planta es un ser vivo, que respira, que siente, que necesita que la cuidemos.
Es muy importante que sepas que las plantas de una huerta precisan del sol, de lo contrario, sufrirán y no crecerán lo suficiente, con 4hs diarias estará bien.
En la ciudad, si tenemos la opción, es recomendable poner las huertas en un lugar alto o cómodo para acceder, y así evitar el agacharnos.
Con respecto al riego, a medida que crece nuestra relación con la planta, aprendemos la cantidad de agua que necesita. También hay que tener en cuenta los factores climáticos, en verano necesitan más líquido. Una manera de tener certeza es tocando la tierra, sintiendo si está húmeda o no. ¡Ojo con el exceso!
Es importante también, remover la tierra de vez en cuando, para que no se compacte y permita que llegue aire y agua a las raíces.
No es preocupante que la huerta presente síntomas de plagas, siempre y cuando la tierra sea buena, ya que las plantas se defienden solas. En caso de presencia de insectos, hay que dejarlos vivir total los daños que provocan son leves.
Si se desea o es necesario combatirlas es recomendable optar por remedios orgánicos en lugar de químicos. Un clásico remedio, que se puede hacer en casa, es el alcohol de ajo. El exceso del mismo no daña a la planta, y al no tener químicos no presenta problemas a la hora de consumir. Esto en una huerta es sumamente importante, ya que la idea es consumir aquello que coseches.
Receta de alcohol de ajo
Receta casera para los que se animen a hacer su propio remedio orgánico. Se puede aplicar a todo tipo de plantas: alcohol de ajo: ½ litro de Agua, ½ de alcohol, 5 dientes de ajo triturados, se deja estar un día, y luego se usa con un pulverizador aplicando en hojas, se conserva en heladera. Se aplica cada 15 días para prevenir y una vez por semana para curar.