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Enseñan cómo maximizar los nutrientes del suelo y potenciar los cultivos

Un relevamiento sobre nutrientes del suelo arrojó información para la toma de decisiones estratégicas en áreas agrícolas clave de la Argentina.

Un equipo de investigación del INTA junto con la Innovación para la Producción Agropecuaria y el Desarrollo Sostenible relevó el estado del suelo del NOA y NEA, con el objetivo de aportar información para la adopción de prácticas agrícolas eficientes y un adecuado manejo del suelo y de los nutrientes para mantener su productividad y salud.

Conocer el estado de indicadores relacionados con la salud edáfica como el contenido de materia orgánica, pH y las concentraciones de macro y micro-nutrientes que posee el suelo en una región permite ajustar las prácticas de fertilización y de manejo para satisfacer las necesidades específicas de cada cultivo y alcanzar su máximo potencial de rendimiento.

Los nutrientes (macro, meso y micronutrientes) como el nitrógeno, fósforo, azufre, calcio (Ca), magnesio (Mg), potasio (k) y micronutrientes (hierro, manganeso, cobre, cinc y boro) son fundamentales para diferentes procesos metabólicos esenciales relacionados con la productividad de las plantas. La deficiencia de alguno puede incidir en la eficiencia de uso de los demás, por lo que es necesario la nutrición balanceada de los cultivos.

Por esto, Sainz Rozas y su equipo se enfocan en conocer las concentraciones de los macro y macronutrientes que posee el suelo en una región para ajustar las prácticas de fertilización y de manejo que permitan satisfacer las necesidades específicas de cada cultivo y alcanzar su máximo potencial de rendimiento.

La edición 2024 del Mapa de Nutrientes de las regiones del NOA y NEA arrojó información para la toma de decisiones estratégicas en áreas agrícolas clave de la Argentina. “El estudio reveló que, respecto a los suelos prístinos, se determinó una reducción del 14 al 35 % de la materia orgánica (MO) en toda la región NOA y NEA, lo cual incrementa la susceptibilidad del suelo a la erosión y disminuye el abastecimiento de nitrógeno y azufre, impactando en la producción agrícola”, detalló Sainz Rozas.

En este sentido, Roberto Rotondaro -presidente Fertilizar, una de las entidades auspiciantes de la investigación, enfatizó en la importancia de contar con mapas de nutrientes a escala regional para identificar zonas con posibles deficiencias de nutrientes. A partir de estos mapas y con muestreos de suelo dirigidos a cada lote o situación en particular, podemos hacer diagnósticos más precisos y conocer qué nutrientes están limitando la producción.

El relevamiento del NOA y NEA incluyó 349 sitios, seleccionados mediante una grilla de 25 x 25 km en áreas predominantemente agrícolas. Las muestras de suelo fueron analizadas tanto en condiciones prístinas como bajo uso agrícola y se midieron la materia orgánica, el calcio, el magnesio, el pH, los macronutrientes y los micronutrientes. Los resultados fueron mapeados con los métodos de interpolación que mejor predijeron los valores de las variables estudiadas.

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Por su parte, Jorge Bassi -vicepresidente de Fertilizar.- destacó que el mapa es la concreción de “un proyecto ansiado” y lo definió como “el estudio que proporciona datos cruciales para el diseño de estrategias de manejo sostenible de suelos en regiones de alta fragilidad ambiental y constituye una herramienta fundamental para la toma de decisiones en materia de políticas agropecuarias vinculadas al uso de los fertilizantes y la conservación de los suelos”.

Cómo mantener la productividad y salud del suelo

Con el objetivo de mantener su productividad y salud, Sainz Rozas explicó que, a partir de los resultados del estudio, “se recomienda aumentar el ingreso de carbono al suelo con prácticas como la intensificación de las secuencias, los cultivos de cobertura y las pasturas”, y agregó: “Además, se debe monitorear permanentemente el pH de los suelos ya que es un factor clave en la disponibilidad de nutrientes”.

En esta línea, se determinó un incremento del pH del suelo que puede llevar a incrementar las deficiencias de algunos micronutrientes (Fe y Zn). Por el contrario, la disponibilidad de P se redujo del 15 al 62 % en comparación con los suelos prístinos. Los cationes básicos como el Ca, Mg y K se redujeron del 1 al 15 %, del 3 al 20 % y del 6 al 33 % respecto de los suelos prístinos, respectivamente. En cuanto a los micronutrientes, el cinc y el B fueron los nutrientes que más se vieron afectados por la agricultura, con reducciones de hasta el 79 y 61 %, respectivamente, respecto a los suelos prístinos. Por lo tanto, una vasta área de los suelos del NOA y NEA podrían presentar deficiencias. En cuanto al hierro, el área central de Santiago de Estero mostró suelos con valores que podrían ser deficitarios.

Además, se sugiere incluir en los análisis de rutina del suelo a los cationes básicos mencionados, principalmente el K, y también en algunas áreas los micronutrientes potencialmente deficientes como el Zn, el B y el Fe.

Luego de 6 años -desde su última edición-, también se comenzará con un nuevo relevamiento de los suelos de la región pampeana. Los resultados, comparables con el periodo 2011-2018 del último registro, serán útiles para analizar la evolución de variables relacionadas con la fertilidad desde el 2018 hasta el momento y, a su vez, serán comparables con el relevamiento del NOA y NEA, por lo que se espera construir el Mapa de Nutrientes de la Región Productiva Argentina. También acompañó con respaldo para concretar la investigación la asociación Anglo American.

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