FINANCIAMIENTO
Este es sin dudas el punto más flojo del oficialismo. Aquí es donde claramente las cosas no salieron como el actual gobierno esperaba. Por eso, el Frente de Todos precisa con mucho detalle que “el Gobierno del Presidente Macri retornó al dominio de la timba, la especulación y la usura financiera. Más de un año con tasas de interés del 60 al 100%, que tornan inviable la producción. En este sentido, propone “recrear instrumentos financieros que permitan el incremento de la inversión, capital de trabajo, financiar exportaciones y asegurar las cosechas contra riegos climáticos”.
La propuesta de la oposición en este punto es “diseñar financiamiento específico, ajustado a las necesidades de los productores y que tenga un verdadero rol de promoción, estimulando la innovación y la incorporación de tecnología, abandonando este infame presente de bicicleta financiera”.
RETENCIONES
“Las retenciones son un mal impuesto que tiene que desaparecer”. Esta frase se escucha todo el tiempo y podríamos atribuirla a cualquier político, más aún en periodo de campaña electoral. Este es otro punto en el que la oposición puede batallar sin temores, porque fue Macri quien no sólo aumentó las retenciones, sino que además le fijó retenciones a producciones regionales que en algunos casos tenían pero que eran mas bajas. En este punto, no hay mayores detalles y aunque todas las fuerzas políticas coinciden en que son un impuesto discursivo, queda claro que la necesidad tiene cara de hereje y que todo quedará supeditado entre otras cuestiones, a la salud de la economía durante 2020 y al acceso que pueda tener el país al crédito internacional para encarar menos ajustes y más desarrollo productivo.
ECONOMÍAS REGIONALES
Este punto fue largamente tratado por varias entidades rurales, entre ellas Coninagro, que agrupa a los cooperativistas en distintas zonas del país. La crítica del FDT implica que el gobierno de Macri distribuyó más recursos en CABA y la Provincia de Buenos Aires en detrimento del resto de las provincias, por lo tanto se tratajaría en un nuevo proyecto nacional “sustentado en los principios del federalismo” para que se pueda avanzar no sólo en el desarrollo de las actividades regionales, que en muchos casos son emblemáticas, sino para que la Argentina avance hacia una “ocupación plena y equitativa de su territorio”.
COMERCIO EXTERIOR
Según el trabajo en materia agropecuaria del FDT, “La Argentina presenta un pobre desempeño en materia de comercio exterior. La relación exportaciones de Bienes y Servicios respecto al PBI (11,24 % en el 2017 según datos del Banco Mundial) es tres veces inferior al promedio de los países de la OCDE (28,82)”. Quizá éste sea el punto más paradójico para explicar, porque el Gobierno de Macri hizo de la apertura al mundo y la conquista de mercados una gran bandera; y a la vez no podemos olvidar que durante el gobierno anterior, los mercados se cerraban desde el propio seno del kirchnerismo.
CAMPO VS CIUDADCuando uno piensa en las políticas del FDT para el campo, es ineludible retrotraernos al 2008, cuando la revuelta por la Resolución 125 generó un quiebre en el Gobierno de la ex presidenta Cristina Fernandez. Dentro del proyecto rural que plantea la oposición, queda claro que aquel conflicto “dejó huellas, hasta ahora, irremediables”. Las secuelas fueron “la indiferenciación de los actores agrarios y la manifiesta enemistad de los unos y los otros”.
Es lógico que, como esgrime el documento, “no se podrá edificar un proyecto sin reconciliar la ruralidad” y que será “imprescindible reparar tan profundo agrietamiento”. Y aquí llega otro de los puntos más sobresalientes, que es también parte de la fuerte autocrítica: “El gobierno anterior no tuvo un proyecto agroalimentario”.
La explicación continúa con críticas al oficialismo, al que acusa de no contar con un plan para el campo, e invita “a todas las organizaciones que quieran acompañar para derribar muros y levantar puentes” y llama al sector cooperativo para perseguir ese fin.
Ambicioso, el partido opositor más fuerte, asegura ocuparse de una reforma fiscal, de la cuestión ambiental, de la rotación de cultivos, de controlar y legislar acerca de la utilización de químicos que generan rechazos sociales, de darle más recursos a las economías regionales, herramientas a los pequeños y medianos productores, promover un desarrollo sostenible y al mismo tiempo avanzar sobre nuevas regiones productivas en la Argentina.
EL CAMPO SEGÚN ALBERTO
“Los errores del pasado, de los que hemos hablado claramente en este documento, y el sistemático trabajo de desinformación de “Juntos por el Cambio” nos han instalado como un enemigo del sector agropecuario. Sin embargo, un análisis objetivo, despojado de los enojos del pasado, y basado en estadísticas, vivencias y resultados de las empresas y productores de diversa dimensión, muestra que las economías regionales están peor que nunca, que la rentabilidad de la agricultura, aún en la región pampeana, ha sufrido un fuerte deterioro, que el desempleo ha alcanzado niveles que no se veían desde la crisis del 2001 y que la desinversión, la migración y él abandono de la vida rural son una triste y lamentable realidad”.
Insisto en la autocrítica, porque fue algo que durante años se le pidió a todos los funcionarios que oportunamente manejaron los destinos del pais. Quizá Según el FDT, “La política económica, y agropecuaria del Presidente Macri excluye a los más pequeños y más alejados de la Capital Federal, concentra riqueza, transfiere ingresos al sector financiero y ni siquiera genera mayores saldos exportables. Nosotros proponemos mirar para adelante, reconstruir con decisión, trabajo, esperanza y alegría. Así lo hicieron nuestros abuelos a lo largo y ancho de la Argentina, ellos tampoco la tuvieron fácil. Nosotros al igual que ellos lo vamos a hacer. Tenemos la fuerza y somos mayoría”.
La propuesta del Frente de Todos se podría resumir en que se buscará que “todas las cadenas productivas de la Argentina agroindustrial tendrán asegurada su rentabilidad, su capacidad de crecer y desarrollarse y su posibilidad de exportar. La oposición asegura que en caso de llegar al poder “no habrá medidas económicas que afecten la rentabilidad del sector”. Y propone reconstruir el tejido social y productivo, el empleo y recuperar mercados en el mundo.