Regionales

Consumo interno sostenido y atención a la demanda de cada país: por qué la yerba mate sigue en verde en el semáforo productivo

Esta producción marca signos positivos en medio de un contexto que, advierten las entidades, es más que complejo para las economías regionales de la Argentina. Los detalles de qué lleva a esta actividad a dar buenas noticias, los contó en Palabra de Campo el miembro del Instituto Nacional de la Yerba Mate, Raúl Romero.

En el último semáforo que elabora mensualmente Coninagro, las economías regionales vienen sumando actividades adeptas a los colores amarillo y rojo, en un contexto político que sostuvo cierta inestabilidad, y uno financiero que fue aún peor. Sin embargo, algunas actividades volvieron a relucir su color verde en él.

Una de ellas es la producción de yerba mate, aunque el contexto parece ser favorable para toda la cadena de esa actividad. Sobre eso dialogó con Palabra de Campo -por Radio 10- el miembro del Instituto Nacional de la Yerba Mate, Raúl Romero.

La actividad viene manifestando signos positivos, desde la producción de la materia prima hasta toda la cadena de comercialización y las ventas al exterior. Romero explicó que en septiembre cerró la cosecha gruesa y, hasta ahí, los números fueron muy buenos.

A la vez, esa tendencia también se ve en el consumo interno de yerba, mientras que las exportaciones van marchando a buen ritmo y sostienen la expectativa de volver a lograr un récord como el del año pasado.

Para ese récord exportador, la clave es mirar a los nuevos mercados. Cada uno representa un desafío distinto para la cadena, explicaba Romero, porque ponen fichas en diferentes lugares atendiendo a qué necesita o qué requiere particularmente el consumidor de ese país o región.

Yendo a ejemplos concretos de atención de las demandas de cada mercado, podemos ver a Estados Unidos y Europa buscando ir hacia productos naturales y energizantes en bebida, y allí se va con esa oferta. Por su parte, Medio Oriente aprovecha la yerba desde las infusiones, algo que se asemeja al mate cocido que consumimos en Argentina, pero se le agregan ingredientes que dan sabores distintos.

Y, claro, también soportan el mercado “nostálgico”, como llaman desde la cadena al mercado que representan en diferentes partes del mundo los argentinos o uruguayos (o de otras partes de esta región) que viven allí y siguen consumiendo el mate cebado.

La clave, en un buen momento y pensando en abastecer al mundo más allá de la tradición argentina, es estar atentos a lo que quiere, necesita y busca cada país, cada región, para poder producir en base a esas tendencias.