Las estaciones de servicio blancas, las que no forman parte de la red de una petrolera, están teniendo un desfase de 40.000 metros cúbicos mensuales de combustibles, sobre un volumen de alrededor de 70.000 metros cúbicos que despachaban en forma habitual hasta hace menos de dos meses.
El tema fue tratado ayer en una reunión entre el director de Refinación y Comercialización del Ministerio de Energía, Ignacio Barousse; el gerente comercial de Dapsa, Hugo David; el titular de CECHA, Carlos Gold; e integrantes del consejo directivo de la entidad, que representan a las provincias donde se observan más problemas de abastecimiento.
Las dificultades se deben a que se viene restringiendo la oferta de las petroleras en el canal mayorista que a su vez abastece a las estaciones blancas. Esa merma de productos comienza porque hay dos refinerías -las de San Lorenzo y Bahía Blanca- sin operar que representan alrededor del 10% de los combustibles que se producen en el país.
Pero además las petroleras no quieren aumentar la oferta porque consideran que los precios actuales no reflejan el valor internacional del petróleo y el tipo de cambio, y creen que todavía falta un aumento del 20% que se deberá ir aplicando en cuotas en los próximos meses.
Dentro de los mayoristas, Dapsa, que era el principal proveedor de las estaciones sin bandera, tiene además que adaptar la logística porque desde mayo está a cargo de abastecer a las estaciones de la red de Oil, con combustibles que le aporta YPF, según la propuesta que presentó al juez que tramita la quiebra de esa compañía.
Según los números de CECHA, de las 5.000 estaciones que operan en el país, 286 son de la red de Oil y alrededor de 1.190 son bocas "blancas", o sea, entre ambas equivalen a un 29% del total.
Los problemas de suministro se extienden también al campo, en el caso de los productores que compran gasoil en el segmento mayorista, justo en un momento de mayor demanda porque comienza la siembra de trigo y maíz.
Frente a esto, desde el Ministerio a cargo de Javier Iguacel pedirían a las petroleras un mayor suministro, aunque en realidad como el mercado está liberado y teóricamente depende del juego de la oferta y la demanda, el Estado no tiene instrumentos para regular a las refinadoras.
Para el ministro, los precios son libres y las empresas pueden poner el precio que consideren conveniente, pero en la práctica YPF, que tiene el 55% del mercado, va marcando el paso y en realidad no hay condiciones en el público, para aplicar un aumento del 20% de una sola vez.
La falta de producto en las estaciones blancas lleva además a un desplazamiento de la demanda hacia las estaciones de bandera, y esto está originando quiebre de stocks en surtidores de YPF en el interior, a lo que se suma que ésta y las otras refinadoras entregan combustibles de acuerdo con el promedio del último año o del último trimestre.
En este contexto complejo, la petrolera estatal admitió que está teniendo problemas logísticos en el NEA por una bajante en el río, que obliga a llevar los combustibles en camiones.
