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Darío Guardado: "Productores de girasol, rehenes de los precios cartelizados"

A casi un año y medio de la asunción de Mauricio Macri como presidente y del anuncio de importantes medidas oficiales de incentivo hacia el campo, como la eliminación de las retenciones a los granos (excepto a la soja, que se redujo 5 puntos porcentuales) y la quita...

A casi un año y medio de la asunción de Mauricio Macri como presidente y del anuncio de importantes medidas oficiales de incentivo hacia el campo, como la eliminación de las retenciones a los granos (excepto a la soja, que se redujo 5 puntos porcentuales) y la quita de todas las trabas comerciales a las ventas externas de productos agropecuarios, aún persisten fuertes distorsiones en el mercado de girasol, con descuentos en los precios que reciben los productores cuando intentan colocar su cosecha en los principales demandantes a nivel internacional.

Según denuncian los propios chacareros, un puñado de grandes empresas aceiteras y exportadoras, entre las que se encuentran Cargill, Oleaginosa Moreno, Aceitera General Deheza, Nidera y Vicentín, son responsables de un modus operandi de formación de precios muy por debajo de lo que indica el valor de mercado. Para los productores éste comportamiento comercial es sencillamente una cartelización, y cuestionan al Gobierno Nacional por mantenerse ajeno al contexto actual, ya que creen que se muestra indiferente ante lo que los productores girasoleros (en especial del sudeste y sudoeste de la provincia de Buenos Aires, donde se concentra cerca del 50 por ciento de la producción local) denominan una verdadera estafa a su negocio. El precio Fas Teórico que establece el Estado (capacidad de pago de los compradores) se ubica en torno a los 4.400 pesos por tonelada. Analistas y corredores de cereales de nuestro país sospechan que ese valor está subestimado y beneficia a las grandes corporaciones del sector.

Para entender de qué se trata la distorsión de precios, vale aclarar varios aspectos relacionados con el valor del girasol en el mercado. El precio FOB oficial de Argentina (mercadería puesta en los puertos domésticos) que a diario publica el Ministerio de Agroindustria de la Nación ronda entre 370 y 390 dólares por toneladas, que al tipo de cambio actual se ubica entre 5.700 y 6.000 pesos. Este precio es muy lejano al que reciben los productores cuando quieren comercializar su grano/semilla. Los valores actuales se ubican entre 275 y 280 dólares por tonelada (entre 4.200 y 4.300 pesos), cuando deberían alcanzar los 330/340 dólares (unos 5.200 pesos), lo que muestra un descuento al productor de entre 55 y 65 dólares (entre 850 y 1.000 pesos), una distorsión sólo comparable con la intervención encabezada por el ex Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, durante la administración kirchnerista. Los actores de la demanda argumentan que ese diferencial corresponde a gastos portuarios y a bonificaciones por materia grasa, es decir el porcentaje de aceite que contiene la semilla.

El año pasado se vendieron al mundo unas 300 mil toneladas de semilla de girasol, a un precio fijado por la exportación de 300 dólares. Lamentablemente hubo inconvenientes con ciertos embarques que contenían residuos de agroquímicos y se frustraron los negocios con varios países.

Recordemos que en la campaña 2016/2017 el área sembrada creció y alcanzó 1 millón 700 mil hectáreas y la producción superó las 3 millones 300 mil toneladas. Con el mayor volumen la cautiva demanda interna se siente aún más cómoda para operar de forma cartelizada, ante la débil actitud de los productores.

Para Mariano Otamendi, productor del sur bonaerense y dirigente de la Asociación Argentina Pro Trigo, "lo que ocurre con el mercado de girasol es producto de una cartelización espantosa y el Ministerio de Agroindustria de la Nación no hace nada al respecto. Debería ser el propio Estado quien presente una denuncia ante la Secretaria de Defensa de la Competencia en lugar de hacerlo los productores". Y luego agregó: "Esto es igual que cazar en el zoológico".

Muchos chacareros se preguntan si detrás de ésta distorsión de los precios de la oleaginosa aún se encuentra activo el fideicomiso creado por el anterior Gobierno para mantener accesibles los precios del aceite al consumidor en las góndolas, cuestión que siempre generó poca transparencia en su comercialización.

Si bien cuando se vende el grano a las fábricas locales para ser transformado en aceite los importes pagados son más acordes a las leyes que dicta el mercado, igualmente existen ciertos recortes en los valores dependiendo de la calidad de la mercadería entregada. La ventaja para las aceiteras es el precio que tiene el producto en el mercado mundial (710 dólares por tonelada aproximadamente) y el reintegro fiscal a las exportaciones cercano al 3 por ciento, beneficio que reciben desde fines del año pasado.

El escenario que viven los productores de girasol, donde deben lidiar con compradores muy concentrados, corresponde a un conjunto de resabios políticos del pasado combinados con la inacción, a veces adrede, de los que gobiernan en el presente.