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David Miazzo: ¿Deuda en dólares o en pesos?

Para tomar decisiones de endeudamiento, en una economía impredecible como la argentina, requiere evaluar de manera permanente las variables que hacen que un crédito termine siendo caro o barato. En particular, esta columna se centra en el campo, ya que los productores tienen que comenzar a tomar decisiones...

Para tomar decisiones de endeudamiento, en una economía impredecible como la argentina, requiere evaluar de manera permanente las variables que hacen que un crédito termine siendo caro o barato. En particular, esta columna se centra en el campo, ya que los productores tienen que comenzar a tomar decisiones a medida que se acerca la campaña de verano, o incluso la de invierno, que se ha retrasado por las lluvias.

El destino del financiamiento, el para qué uso el dinero, es tal vez una de las variables más importantes, porque define cuánto una persona o empresa está dispuesta a pagar por el financiamiento. Si el destino es muy rentable o muy necesario, estarán dispuestos a pagar más tasa, si es poco rentable o es poco necesario, estarán dispuestos a pagar poco. Esto que podría parecer una obviedad, no siempre lo es y hay que tenerlo presente.

Muchas veces se toman decisiones de endeudamiento en base a la capacidad de pago que se tiene y no en base a la rentabilidad o utilidad del proyecto o compra. Para tomar un caso diario, cuál es la rentabilidad y la necesidad real, de tomar crédito para cambiar un auto de 5 años por un 0km para una familia de clase media, si el auto que tienen está en perfectas condiciones. Aun así, la gente paga casi el doble del valor del auto que tiene por un 0km y paga tasas del 40% (costo financiero total), pagando en un plazo de 5 años dos veces y media el monto solicitado.

Con respecto al crédito en el campo, tras la salida del cepo, hay reaparecido el crédito en dólares lo que agrega nuevas alternativas a las ya existentes tasas en pesos, tarjetas, línea productiva y tasas bajas que ofrecen fábricas de camionetas y de maquinaria agrícola.

Primero vamos a analizar las tasas en pesos. Como se dijo antes, lo primero a tener en cuenta es la rentabilidad. La rentabilidad del proyecto ganadero, la rentabilidad de tener una máquina nueva, la necesidad y conveniencia de cambiar la chata, etc. Lo segundo, es definir si la tasa de interés es cara o barata, y ahí lo importante es definir las tasas de interés real en un contexto inflacionario. Para cualquier caso, sobre lo que hay que prestar atención es sobre el costo financiero total (CFT) y no sobre la tasa nominal anual (TNA), ya que el primero contempla toda la letra chica.

El Banco Central, mensualmente hace un relevamiento entre consultoras, bancos y economistas para analizar cuáles son las expectativas de los "entendidos" sobre las principales variables de la economía. En el relevamiento de mayo, se esperaba, en promedio, una inflación del 21,9% para el 2017, 15,1% para el 2018 y 10,5% para el 2019.

Con estas perspectivas inflacionarias, una tasa en pesos por debajo del 13% para los próximos 3 años, es una tasa real de 0%. Por ejemplo, una tasa real del 5%, correspondería con un CFT de un 18% aproximadamente.

El tema con las tasas en pesos es que la agricultura tiene sus ingresos dolarizados, por lo que un año como el que hemos tenido complica este análisis. Según FADA, la agricultura sufrió en los últimos 12 meses una inflación en dólares del 7,5%. Además de la caída de los precios internacionales, 18% en el último año en el caso de la soja.

En el caso de la ganadería, está muy condicionada al mercado interno, y en años recesivos como el que tuvimos, cae el consumo y el precio real. Lo bueno es que en los últimos 20 años, el precio del novillo ha tardado, cuando mucho, 24 meses en seguir o superar la evolución del dólar o del IPC.

Pasemos a las tasas en dólares. Los distintos bancos que tienen productos especiales para el campo, ofrecen tasas en dólares cercanas al 4% o 5%, más los costos que la puede subir otro punto. Para comparar esta tasa con las tasas en pesos, debemos analizar las expectativas de devaluación. El mismo relevamiento del Banco Central, mide una expectativa de un dólar a $17,50 para fin de año y de $20 para diciembre de 2018. Esto significa, una devaluación para lo que queda del 2017 del 8% (17% anualizada) y del 14,3% para el 2018. En el ROFEX, el dólar a diciembre de 2017 ya se está operando a $17,90, la diferencia es porque el relevamiento fue previo a la decisión sobre si Argentina era considerada emergente o no.

Si lo comparamos con las expectativas de inflación, el dólar iría par a par con la inflación en lo que queda de 2017, y apenas un punto por debajo en 2018. Es decir, que una tasa del 0% en dólares sería equivalente a un 14% en pesos (sin considerar el riesgo cambiario). Así, una tasa en dólares del 5% sería equivalente a una en pesos de 19% a dos años y del 18% a 3 años.

Para resumir todos estos números. Una tasa en pesos a tres años del 18%, es equivalente a una del 5% en dólares. Por debajo de esos niveles es barato, por encima, es caro. De nuevo, siempre hay que compararlo con la rentabilidad y necesidad de la inversión. Si no es rentable ni necesario, toda tasa real superior al 0% es cara.

Pero, si tengo las dos opciones, ¿con cuál me quedo? En este momento hay exceso de dólares en el mercado argentino que mantiene contenido al dólar y volando muy por debajo de la inflación en los últimos 18 meses. En el corto plazo esto parece mantenerse.

Pero estamos en Argentina y el riesgo cambiario siempre está presente, por eso todos prefieren tasas en pesos. Mi respuesta sería que, si se dedica a la agricultura tome deuda en dólares y si se dedica a la ganadería, como actividad principal, en pesos. Siempre que se cumplan las condiciones de rentabilidad, necesidad y la relación entre tasas en peso y dólares que se resumió en el párrafo anterior.