El prototipo, desarrollado por el Centro Tecnológico Agroalimentario de la Asociación de Industrias Cárnicas del Principado, cuenta con tres sensores específicos para la identificación y cuantificación de los compuestos orgánicos volátiles (VOx) que desprende la carne a medida que se deteriora. El envase tiene un film de tres capas con los sensores y el dispositivo externo de lectura procesa la información proporcionada por medio del software inteligente que determina la calidad de la carne y su vida útil.
Asimismo, los compradores podrán conocer el estado de la carne y la fecha real de caducidad, actualmente basada en criterios establecidos para cada producto de forma que se derrocha una gran cantidad de alimento perfectamente comestible.
La entidad española además señala que este producto transmite confianza y transparencia al consumidor porque el etiquetado garantiza que el producto cumple con estándares de inocuidad y calidad.
La investigación se realizó dentro de TOXDTECT, un proyecto europeo inicado hace tres años con la participación de ocho entidades internacionales (tres asociaciones industriales, dos Pymes, dos centros de investigación y una empresa de base tecnológica).