El Mate es “muy nuestro” desde siempre; tan nuestro que merecidamente fue establecido su Día por Ley 27.117 y como fecha se eligió el 30 de noviembre recordando el nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas (año 1778), quien gobernó entre 1811 y 1821 la Provincia Grande de las Misiones, el territorio de la Ilex Paraguariensis (yerba mate), entonces ampliamente consumida y difundida por sus efectos benéficos físicos y espirituales.
Una de las características más destacadas de nuestra Infusión Nacional es su versatilidad y su condición de alimento natural con efectos benéficos en la salud, lo que año tras año amplia aún más el rango de consumidores, tanto en edad como en espacios elegidos para disfrutar el alimento.
Pero ¿qué significa el Mate para los argentinos? Las respuestas están contenidas en una investigación de mercado cualicuantitativa (*) realizada por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) mediante encuestas presenciales y Focus Groups de todo el país, que resumimos en las siguientes líneas:
1) Es un símbolo nacional:
Asociado a la cultura, se reconoce como un rasgo identitario de la “argentinidad”.
Es símbolo de nuestra tradición y expresión paradigmática de nuestras costumbres: “El mate es muy nuestro”.
Representa una tradición/ una costumbre muy arraigada: se asocia a la hospitalidad del hombre de campo, a lo rural y gauchesco.
“Constituye un icono nacional, junto con el asado, el tango, la empanada y el gaucho.”
2) Es la infusión social por excelencia:
Representa la unión y el compartir, ayuda a socializar, facilita la generación de vínculos, alarga la charla o la promueve, acorta distancias, ayuda a intimar, distiende, informaliza.
Funciona como una excusa para el encuentro: “Es típico que uno diga ¿te venís a tomar unos mates?”.
3) Se trasmite por herencia familiar:
De padres a hijos , el habito se pasa de generación en generación; para muchos padres es motivo de orgullo que sus hijos comiencen a tomar mate.
Los niños comienzan a tomar cuando ven a los adultos, y lo ven como un juego, lo piden porque les llama la atención.
“Ahora estás con los chicos y les decís: ¿Querés un mate? Antes era como algo de adultos”.
Los jóvenes incorporan el consumo de mate durante los últimos años de la secundaria y al ingresar a la facultad.
4) Solos o acompañados:
Su consumo puede darse de las dos formas con distintos significados:
Si el consumo es individual, acompaña, constituye un paliativo a la soledad mientras se hacen otras tareas (como mirar tv, estudiar, limpiar la casa). Es un pasatiempo, entretiene.
Cuando estamos con amigos, pareja, familia, invita a la charla, a la reflexión, al debate. “¿Preparamos unos mates?” Es una invitación a la charla, a quedarte, a seguir la conversación. Es una manera de decir “Quiero estar con vos”.
5) Está presente durante todo el día:
En el desayuno, es un rito para arrancar el día liviano con energía, y antes del almuerzo es un break para calmar la ansiedad o el hambre.
Para comenzar el día: “Sin un buen mate, no arranco”
Durante el día, acompaña cuando se realizan diversas tareas, como el trabajo, el estudio, la lectura u otra actividad.
En la merienda, es un momento de distensión, se comienza a cerrar la jornada. Funciona como gesto de bienvenida al que llega al hogar desde su trabajo.
Momento esperado: “Soy feliz cuando llego del trabajo y me esperan con un buen mate”
Por la noche, el mate está presente mientras se usa la computadora o como sobremesa familiar.
No hay dudas: Todo y todos están en y con el Mate, y la razón es muy sencilla: además de ser muy rico, hace bien. Versátil y compañero de todas las horas, lleva implícito el sello personal de cada matero y este 30 de noviembre, más argentino que nunca.