Cada 28 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Lucha Contra la Rabia en
conmemoración del fallecimiento del científico Louis Pasteur, quien desarrolló la
primera vacuna contra esta enfermedad. El aniversario de esta fecha tomó más
relevancia luego de la pandemia por COVID-19, ya que la sociedad logró un mayor
grado de consciencia respecto a que algunas de las enfermedades que transmiten
los animales son una amenaza que pueden prevenirse y que la salud de los seres
vivos que habitan el planeta es, en realidad, una sola.
La rabia es una enfermedad viral que afecta al sistema nervioso central de los
mamíferos, incluido el hombre y tiene una letalidad cercana al 100 %. Está presente
en más de 150 países de los cinco continentes y según la Organización Mundial de
la Salud (OMS), se estima que alrededor de 60.000 personas mueren por año a causa
de esta enfermedad, principalmente en Asia y África. Al mismo tiempo se estima
que el costo estimado de la rabia es aproximadamente de 8.6 mil millones de
dólares por año, de los cuales el 54% corresponde a pérdidas de productividad
debido a muertes prematuras, el 37% se destina al tratamiento de personas
mordidas por perros sospechosos de estar rabiosos y el 2% se destina a la
vacunación de perros y el control de la población.
Actualmente organismos internacionales y autoridades sanitarias trabajan por el
objetivo de eliminar las muertes humanas a causa de rabia transmitida por perros
y gatos, la fuente principal de transmisión en humanos, para el 2030. Este objetivo
es posible dado que esta enfermedad es 100% prevenible a través de la
concientización y la vacunación de animales.
¿Cómo se transmite?
La rabia es considerada una zoonosis, (enfermedades de los animales que pueden
transmitirse a los seres humanos) y es causada por un virus que afecta al sistema
nervioso central de los mamíferos domésticos y silvestres. Al encontrarse
concentrado en la saliva, la transmisión suele darse a través de las mordeduras de
animales enfermos. Una de las características más importantes de la rabia a tener
en cuenta es que una vez que se desarrollan los signos clínicos de la enfermedad,
ya no queda posibilidad de tratamiento y se vuelve letal en un 100%.
¿Cómo podemos trabajar para controlar la transmisión de la rabia y llegar al
objetivo de cero muertes humanas a causa de esta enfermedad para el 2030?
Para controlar esta enfermedad es importante que el sector privado y público unan
esfuerzos para crear conciencia sobre la importancia de la rabia como problema de
salud pública. Por lo que es necesario informar acerca del riesgo que implican los
perros y gatos no vacunados, así como otros animales en la cadena de transmisión
y las medidas de prevención.
Las campañas de concientización que informan sobre cómo identificar signos de
rabia y promueven la notificación inmediata a las autoridades en caso de sospecha
de un animal infectado, son fundamentales para lograr este objetivo. Estas deben
estar dirigidas a los tutores de perros y gatos ya que son ellos quienes deben
garantizar la protección y el bienestar de sus animales a través de la vacunación
anual contra la rabia.
Asimismo, seguir invirtiendo en la producción de vacunas seguras y de calidad, que
sean accesibles a la población es clave para que los esfuerzos de concientización se
traduzcan efectivamente en acciones de prevención de la transmisión de esta
enfermedad.
La conclusión más importante es que el impacto de esta enfermedad es 100%
prevenible. Por eso, continuar trabajando en la concientización de la población, la
accesibilidad a vacunas seguras y eficaces, junto con el compromiso y la articulación
de actores del sector público y privado, permitirá lograr el objetivo de alcanzar las
cero muertes humanas por rabia canina y/o felina para el 2030.