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El caso peruano donde la inversión en riego transformó la producción agroindustrial: “El problema no es la falta de agua"

En una conversación con Agroleaks, Alejandro Pannunzio, experto en riego, dialogó sobre los principales desafíos que enfrenta Argentina en términos de producción agrícola, infraestructura y burocracia.

El ingeniero agrónomo Alejandro Pannunzio, profesor titular de la Cátedra de Riego y Drenaje de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba), pasó por Agroleaks en Neura Media y explicó las oportunidades que podría tener Argentina si contara con una mayor inversión en infraestructura de riego, permitiendo evitar pérdidas en campañas agrícolas afectadas por la sequía.

A nivel global, se riegan 345 millones de hectáreas, lo que representa el 18% del área cultivable y produce aproximadamente el 50% de los alimentos. En contraste, Argentina cuenta con apenas 2,5 millones de hectáreas bajo riego, lo que equivale al 5,5% de la superficie cultivable del país. “En nuestro país, el riego está menos extendido que en el resto del mundo”, destacó Pannunzio.

 

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Las diferencias en producción son contundentes. En la campaña 2021-2022, Argentina alcanzó una cosecha de 133 millones de toneladas, generando 55.000 millones de dólares en ingresos. Sin embargo, en la campaña 2022-2023, la sequía redujo la producción a 88 millones de toneladas, con ingresos de solo 32.000 millones de dólares.

“Si esa diferencia de 21.000 millones de dólares se hubiera destinado a infraestructura de riego, se podrían haber regado 5 millones de hectáreas”, explicó Pannunzio durante la entrevista.

Para el especialista, sin infraestructura no hay progreso. Como ejemplo, mencionó el caso de Perú, donde la inversión en riego transformó la producción agroindustrial. “En una década, Perú pasó de no figurar en el mercado de arándanos a exportar 350 millones de kilos, mientras que Argentina, que en 2015 exportaba 20 millones, hoy solo exporta 5 millones”, señaló.

Pannunzio también criticó la falta de planificación y ejecución de obras en Argentina. “Estamos naturalizando que no se puede hacer nada. Pero sin infraestructura no se puede vivir”, afirmó.

El especialista destacó que en muchas regiones del país el agua está disponible, pero sin obras que permitan su distribución, el potencial productivo se desperdicia. “El problema no es la falta de agua, sino la falta de infraestructura para aprovecharla. En muchas zonas tenemos recursos hídricos subutilizados o directamente desaprovechados porque no existen los canales, las represas o los sistemas de distribución adecuados”, explicó.

A su vez, subrayó la importancia de contar con un modelo de administración eficiente para estos proyectos, ya sea mediante concesionarios o la gestión de los propios productores. “No se trata solo de construir las obras, sino de garantizar su mantenimiento y operación en el tiempo. Es clave que haya un modelo de gestión sustentable que permita que el agua llegue a quien la necesita y que se use de manera eficiente”, concluyó.

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