Tres empresarios del sector avícola argentino advirtieron que esa industria tiene ya poco margen de crecimiento en el mercado doméstico, donde el consumo se ubicó en un nivel récord de 45 kilos anuales por habitante, y reclamaron ayuda del Gobierno para poder lograr un incremento de las exportaciones de carne aviar.
En la jornada "Industria Avícola 2018", realizada hoy en la Bolsa de Cereales, Joaquín De Grazia (Granja Tres Arroyos), Héctor Motta (Grupo Motta) y Franco Santangelo (Froigorífico Soychú) coincidieron en que con los 45 kilos de consumo interno la avicultura local "llegó a su techo".
En sus presentaciones, reclamaron una estrategia común con el Gobierno para elevar esa baja participación de las exportaciones, que hasta no hace mucho tiempo era de 20%. de modo de poder retomar un ritmo ascendente de la producción sin saturar el mercado local.
"Llegamos a un techo de consumo de 45 kilos (anuales por habitante), que fue logrado por el subsidio que la industria le dio al consumidor a través del precio; el desafío que nos queda ahora es colocar nuestros productos en el exterior", indicó De Grazia.
En ese sentido, Motta reclamó una mayor consideración de los funcionarios hacia un sector que, según diversos estudios, es capaz de generar 1.000 millones de dólares o más en divisas.
"La panza de los argentinos está abastecida; que sepamos que hay un techo nos obliga a poner una mirada permanente hacia el mercado internacional; pero todavía no hemos encontrado un diálogo permanente que nos permita explicitar este desafío", lamentó.
Por su parte, el titular de Granja Tres Arroyos -que confirmó ante el público por primera vez la adquisición reciente de la empresa Cresta Roja-, evaluó que "la Argentina, por sus condiciones especiales, debería ser un gran actor del comercio internacional de aves", aunque lamentó que por los altos costos internos hoy el país no pueda competir en un mercado global dominado por Brasil.
"Nosotros no queremos hablar de tipo de cambio, pero entonces hablemos de precios relativos; es caro hacer todo en la Argentina y es mas barato hacerlo afuera", disparó De Grazia, quien comparó el costo salarial de un empleado de la industria avícola en Brasil, de unos US$ 1.000 mensuales, con los U$S 2.500 que deben pagarse aquí.
El empresario también rechazó que las retenciones a la soja (que abaratan considerablemente el costo de la alimentación de los pollos) puedan ser consideradas un subsidio al sector: "Por retenciones a la soja no ahorramos unos US$ 18 millones pero pagamos US$ 60 millones por año en mayores costos laborales".
En este sentido, Motta señaló que "para invertir no solo hay que tener la visión de un negocio sino que también tenemos que tener respaldo crediticio".
"Mi visión es que el gobierno quiere hacer un montón de cosas, pero no puede; si le va bien, va a ir acomodando los tantos para poder bajar el costo argentino", se esperanzó Santangelo, del segundo mayor grupo faenador de pollos del país.
Los empresarios vaticinaron una mejoría de las condiciones del negocio en el segundo semestre del año, por la combinación de un mayor poder adquisitivo de la población y la mejora de los precios internacionales.
Por efecto de la fuerte ofensiva de Brasil sobre el mercado global, los precios de la carne aviar habían caído de unos US$ 2.200 por toneladas a unos U$S 1.200, pero que luego habían empezado a recomponerse y ya se ubicaban en un rango de US$ 1.600, dijeron.