Luego de más de una semana de protestas y reclamos, los transportistas autoconvocados que mantienen sus camiones varados a la vera de la ruta en varias localidades del país decidieron viajar a la Capital Federal. Lo hicieron con la intención de avanzar en la resolución de un conflicto que si bien es conocido por todos los actores de la cadena de granos, sólo repercute en el bolsillo de los dueños de las pequeñas empresas del sector del autotransporte de cargas, aquellos que no están representados por ninguna cámara, organización u asociación. Se trata de los transportistas que tienen dos o tres camiones y que emplean en su pueblo a choferes. Son pequeñas Pymes que ponen muchas veces en marcha el sistema productivo.
El conflicto, por el cual presentaron un documento en Mesa de Entradas del Ministerio de Transporte el día 2 de febrero del corriente año, se basa en que las tarifas que muchos actores del sector productivo fijan como "de referencia" no sólo van quedando atrás de la inflación y la suba de costos, sino que además no se cumplen, por lo tanto el transportista tiene pocas opciones: o rechaza el viaje hacia las terminales portuarias o lo hace a pérdida.
En estas situaciones, el productor cumple con todo lo que le piden: paga la tarifa de referencia que cobra el acopio. Sin embargo, el acopio, que muchas veces ofrece servicios extra al productor, descuenta la tarifa completa pero le paga al transporte según lo marca la ley de oferta y demanda: es decir, le puede pagar y de hecho así ocurre, menos que lo que correspondería según las tarifas orientativas.
El zapato le aprieta al transportista. Y como son pequeños empresarios, nadie los defiende y nadie los puede obligar a trabajar porque no hay relación de dependencia con ninguna empresa exportadora. Tampoco los representa un sindicato, como podría ser "Camioneros" bajo el paraguas de Hugo Moyano: no sólo no dependen de ese gremio sino que muchas veces aclararon que no tienen nada que ver con el sindicalista para evitar que se confunda su reclamo, que tiene base económica y no judicial.
El transportista quiere trabajar, pero bajo condiciones de rentabilidad. Los costos son cada vez mas altos en nuestro paìs y sólo para poner un ejemplo, los últimos aumentos en el gas oil absorbieron ampliamente los márgenes lógicos que hacían superavitario el negocio del transporte de cargas.
Hoy podría haber sido un día en que se anuncie el levantamiento del paro. De hecho lo fue, aunque por pocos segundos. Y ahora vamos a explicar por qué.
Aunque desde el gobierno se pretendía mantener el encuentro en secreto, los transportistas, que llegaron al centro porteño por propia voluntad, golpearon las puertas del Ministerio de Transporte y esperaron para ser recibidos. Ese encuentro se realizo en horas del mediodía y según consta en el acta que mostramos a continuación, estaba todo dado para que por un lado se levante la medida de fuerza y por el otro, se iniciara una mesa de negociación para resolver el problema de falta de rentabilidad para los transportistas autoconvocados.
El virtual levantamiento del paro duro pocos segundos. Cuando la reunión entre funcionarios y autoconvocados terminó, se ordenaron varias actas. Al confeccionar el acta correspondiente al reclamo, se iba a redactar una nueva, que respondería a la presentada por los transportistas. Sin embargo, ya había un documento presentado con antelación y cuando observaron eso desde el Ministerio, decidieron no dar lugar al planteo del día de hoy, no firmar el compromiso de diálogo y tampoco dar las condiciones para que se levante el paro. Así las cosas, el paro no se levanta.
Acá está él acta que debieron firmar desde el Ministerio de Transporte y al final no quisieron. 👇👇👇 pic.twitter.com/bdez5p7C1P
— Daniel Aprile (@apriledaniel) 8 de febrero de 2018
Protesta, piquete, póngale el nombre que quiera. Yo prefiero llamarlo reclamo, que en este caso pertenece a un sector que pide mejoras en las condiciones. Cuando un sector empresario que desde hace tiempo no reclama, pide y busca nuevas herramientas para ser rentable es porque los costos están asfixiando empresas. Si no se lo escucha, intentará hacer su problema más visible.
Eso es lo que hicieron los transportistas autoconvocados con la premisa de garantizar a sus choferes trabajo y seguridad laboral a partir de la rentabilidad que genera una empresa. La pregunta es ¿Qué hizo el gobierno para evitar que esto avanzara? ¿Por qué no les dio entidad a los que a la vera de la ruta y a casi 1000 kilómetros de la Capital Federal pedían ser escuchados?.
Lo que vino después fue el repudio ante hechos que ocurrieron en las rutas. Con los repudios, llegaron las presiones. De dinero se trata, por lo tanto a nadie le gusta perder plata. A ningún exportador le sirve perder un buque o pagar multas por no respetar los compromisos comerciales. Quizá esas presiones fueron las que motivaron que un Ministerio que hasta hace algunas horas no recibiría, dialogaría o discutiría tarifas, de repente reciba a quienes pusieron el dedo en la llaga.
La protesta sigue. Si querían saber eso, aquí está la respuesta.