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El uso de carotenoides reduce el costo de la alimentación animal para pequeños y medianos productores

La pandemia ha elevado el precio del maíz y la soja en los últimos años. El precio internacional de la soja superó los 600 dólares por tonelada en mayo de este año en el mercado de Chicago, algo que no sucedía desde agosto de 2012. Este alto costo...

La pandemia ha elevado el precio del maíz y la soja en los últimos años. El precio internacional de la soja superó los 600 dólares por tonelada en mayo de este año en el mercado de Chicago, algo que no sucedía desde agosto de 2012. Este alto costo afectó especialmente a la avicultura, donde los productores tuvieron que buscar alternativas más económicas y eficientes para fortalecer la nutrición avícola y garantizar la calidad de la producción, como la suplementación a través de carotenoides.

El uso de carotenoides en la dieta animal es una forma económicamente viable, con buenos resultados para pequeños y medianos productores, especialmente ante el aumento de las materias primas. Al agregar 7 gramos del pigmento por cada 100 kilos de sorgo (un alimento más barato que el maíz y la soja) es posible lograr una producción de alta calidad y gran apariencia, asegurando la competitividad de los productos en el mercado.

Los carotenoides, bien conocidos por los grandes productores, son ampliamente utilizados en la nutrición animal, siendo altamente eficientes, económicos y con propiedades beneficiosas para la salud. Se encargan de brindarle un color atractivo a la comida, como el amarillo brillante de la yema de huevo, una característica muy valorada por el mercado. En los animales, se pueden encontrar principalmente en la piel y los tejidos musculares del salmón. Estos productos aseguran una función protectora, funcionando como antioxidantes al desactivar los radicales libres, estimular la comunicación celular, proteger los ojos y la piel y activar las respuestas inmunes.

BASF tiene dos versiones de carotenoides: Lucantin® Yellow (éster C-30) y Lucantin® Red (Cantaxantina), destinados a la avicultura y pigmentación de peces y crustáceos. Son productos sintéticos, idénticos a los de origen natural, que tienen mejor biodisponibilidad y tienen mayor estabilidad en las raciones.

En el caso de las aves, por ejemplo, el color de la yema de huevo depende de la combinación de carotenoides agregados a las dietas. Sin embargo, no es solo la cantidad de pigmentos lo que importa, sino también la biodisponibilidad y la intensidad del color. En este caso, Lucantin® Yellow (éster C-30), asegura una coloración amarilla clara y rojiza.

El éster C-30 aparece en los tejidos animales después del consumo de plantas como la hierba, la alfalfa y los cítricos, y las raciones que contienen este pigmentador. Además de la función pro-vitamina A, este carotenoide es el pigmento amarillo más eficaz disponible para los productores avícolas. En comparación con las xantofilas vegetales, el producto proporciona un potencial tres veces mayor en la coloración de coloración en las yemas de huevo y 1,5 veces mejor coloración cuando se usa en la pigmentación de la piel.

Por Ignacio Ehara, Ingeniero Agrónomo y especialista técnico de la división de Nutrición Animal de BASF